El impacto de los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump ha generado una reacción inmediata tanto en el sector gubernamental como en el empresarial en México. Con la entrada en vigor de estos aranceles del 25% el martes pasado, el país enfrenta nuevos desafíos, pero también tiene fortalezas que pueden mitigar sus efectos.
Juan Carlos Botello Osorio, profesor de la Facultad de Comercio y Estrategia Internacional de la UPAEP, explicó que la decisión de imponer estos aranceles responde a una declaración de emergencia nacional en Estados Unidos, particularmente relacionada con la crisis del fentanilo.
“Es un tema de seguridad nacional para Estados Unidos y, al ser catalogado de esta manera, se justifica la aplicación de medidas arancelarias”, afirmó el académico.
Sin embargo, los efectos económicos de esta medida son evidentes, especialmente en el sector automotriz y en la industria del acero y aluminio. Se estima que, si los aranceles continúan en aumento, el costo de los vehículos exportados desde México podría incrementarse hasta un 50%, afectando directamente a los consumidores en Estados Unidos.
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A pesar de este panorama desafiante, México cuenta con importantes fortalezas. Según Manuel Benítez Walls, profesor de la Licenciatura en Administración Financiera y Bursátil de la UPAEP y Analista Financiero Certificado, “México sigue siendo un socio comercial clave para Estados Unidos, y la interdependencia económica entre ambos países es tan alta que las presiones del sector empresarial estadounidense podrían influir en la revisión de estas medidas”.
Además, el país ha fortalecido sus relaciones comerciales con otros mercados, diversificando sus exportaciones y reduciendo su dependencia de Estados Unidos. El T-MEC sigue siendo un marco que protege a México de algunas decisiones unilaterales, y la posibilidad de negociaciones diplomáticas sigue abierta.
El gobierno mexicano ha anunciado que responderá a esta situación con medidas tanto arancelarias como no arancelarias, lo que podría incluir represalias comerciales o incentivos a sectores afectados para mitigar las pérdidas. En este sentido, la industria mexicana también ha mostrado su capacidad de adaptación, explorando nuevos mercados y estrategias de producción.
El próximo 12 de marzo marcará otro momento clave, ya que entrará en vigor el incremento de aranceles al acero y al aluminio. La incertidumbre sobre su impacto real persiste, pero los expertos coinciden en que México tiene las herramientas para enfrentar este desafío económico y mantener su posición en el comercio internacional.
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La presión de grupos empresariales podría ser determinante para modificar o mitigar el impacto de estas medidas.
Benítez Walls, señaló que los mercados han reaccionado con volatilidad tras el anuncio de los aranceles
“Hemos visto fluctuaciones importantes en el tipo de cambio; sin embargo, el peso ha mostrado resiliencia. A pesar de que el dólar alcanzó los 21 pesos en algunos momentos, el rango de cotización se ha mantenido estable entre los 20.20 y 20.90 pesos por dólar”, afirmó.
A pesar del panorama desafiante, México cuenta con diversas estrategias para contrarrestar los efectos negativos de los aranceles. Benítez Walls mencionó que en lugar de responder con medidas similares, el país podría enfocarse en fortalecer sus relaciones comerciales con estados clave de Estados Unidos, especialmente aquellos donde la política comercial pueda influir en las elecciones.
En el corto plazo, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, ya había anunciado la posibilidad de que existiera la posibilidad de que la aplicación generalizada del 25% de aranceles se posponga hasta el 2 de abril, lo que otorga un margen de maniobra para renegociaciones. La presión de grupos empresariales podría ser determinante para modificar o mitigar el impacto de estas medidas.
“El reto para México es demostrar un esfuerzo tangible en la cooperación bilateral, sin caer en decisiones que afecten su propia economía”, expresó Juan Carlos Botello.
Mientras tanto, los analistas recomiendan seguir de cerca las fluctuaciones del mercado y la evolución de la política comercial estadounidense, ya que podría haber ajustes en los próximos meses.
“Como país, como sociedad y como empresas, debemos tomar esto como un llamado para hacer las cosas mejor y diversificar nuestras opciones comerciales”, enfatizó Botello Osorio.
México mantiene acuerdos comerciales con diversas regiones del mundo, incluyendo Centro y Sudamérica, Europa, Israel y Japón. Aunque no cuenta con un tratado de libre comercio con China, eso no ha impedido una relación comercial en crecimiento. De hecho, la balanza comercial con China ha sido deficitaria para México, lo que indica que se importa más de lo que se exporta.
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Este incremento en el comercio con China ha llamado la atención de Estados Unidos, cuyo gobierno busca fortalecer la integración económica con México y reducir la dependencia del gigante asiático. Sin embargo, Juan Carlos Botello advierte que México debe buscar mayores oportunidades en otras regiones, aunque el costo del transporte y la competitividad de otros proveedores pueden ser un obstáculo.
La manufactura mexicana, particularmente en el sector automotriz, ha sido clave para el crecimiento económico del país.
“Si Estados Unidos quisiera trasladar toda la producción a su territorio, se enfrentaría a un problema: el costo de manufactura es significativamente más alto que en México“, puntualizó Botello Osorio.
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Esto podría generar presión inflacionaria en Estados Unidos, lo que podría desincentivar la aplicación de aranceles a largo plazo.
Finalmente, ambos expertos coincidieron en la importancia de diversificar los mercados de exportación y reducir la dependencia de un solo socio comercial.
“Las empresas que dependen únicamente del mercado estadounidense son más vulnerables ante estas medidas. Es momento de fortalecer la presencia mexicana en otras regiones”, refirió Benítez Walls.
Ante este desafío, México tiene la oportunidad de demostrar su resiliencia económica, aprovechando sus tratados comerciales, su capacidad industrial y su cercanía con el mayor mercado del mundo. La clave estará en la innovación y la estrategia para mantener su competitividad global.
