Lo que debía ser una “anexión” terminó en una pesadilla, en San Francisco Totimehuacan. La noche del domingo, un hombre que dijo ser integrante de la llamada “Patrulla Espiritual” fue confundido con un secuestrador en la junta auxiliar perteneciente, al municipio de Puebla, y por poco no la cuenta.
Todo comenzó en las calles del barrio de San Juan, donde el sujeto buscaba a un joven de 17 años para llevarlo a un centro de rehabilitación por adicciones, supuestamente a petición de su madre. Pero algo salió mal: se equivocó de muchacho.
El adolescente que intentó subir a su vehículo no era el que buscaba. Asustado, el chico empezó a pedir ayuda a gritos. En segundos, los vecinos salieron de sus casas con palos, tubos y cuchillos, convencidos de que presenciaban un intento de secuestro.
El supuesto “anexador” intentó explicar la confusión, pero la multitud no quiso escuchar razones. Lo golpearon y lo persiguieron por varias calles hasta que logró refugiarse en una casa sobre la calle Rivera del Río, mientras el enojo crecía como fuego… literal.
Los pobladores apedrearon el inmueble, rompieron vidrios y le prendieron fuego a la camioneta tipo Van en la que viajaba el hombre. El aire se llenó de humo y gritos pidiendo “justicia”, mientras la tensión escalaba minuto a minuto.
Ante el caos, más de 50 patrullas de las policías Municipal, Estatal y autoridades federales llegaron al lugar. Con equipo antimotín, formaron un cerco para evitar un linchamiento que ya parecía inevitable.
Tras varias horas de confrontación, el individuo fue rescatado en la madrugada del lunes, sano pero golpeado. Tres hombres fueron detenidos por los disturbios, mientras las autoridades investigan lo ocurrido y buscan deslindar responsabilidades.
El barrio amaneció con las huellas del enojo: vidrios rotos, el olor a gasolina y la carrocería calcinada de una camioneta que, según los vecinos, “se lo merecía”.
Y todo por un error que casi le cuesta la vida a quien confundió un “tazo dorado” con el equivocado.