Un pleito tan amargo, como golpiza cantinera; tan absurdamente dramático, como el rompimiento de una pareja en amasiato; o tan hilarante, como el episodio de un guion chespiriano –por Chespirito–, ha resultado el intercambio de pasionales y pueriles acusaciones entre los dirigentes estatales de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Néstor Camarillo Medina, y Acción Nacional (PAN), Mario Riestra Piña.
Para definir lo que ha ocurrido, uno ha sido muy rudo y el otro extracursi.
En conferencias de prensa y en sus cuentas en redes sociales, el senador priista ha acusado a Riestra de serle infiel… a la alianza PRIAN, con que el primero alcanzó un escaño en la Cámara alta y el segundo la candidatura a la alcaldía capitalina en 2024, en la que resultó derrotado.
El ridículo diferendo que ha puesto a estos dos dirigentes partidistas al borde del rompimiento personal e institucional tiene como aderezo, como siempre en estos casos, a un tercero en discordia.
Se trata del diputado local de Morena y presidente del Consejo Estatal de ese partido, Andrés Villegas Mendoza, quien, por más ilógico que parezca, salió a defender al panista Mario Riestra, cuando fue señalado por financiar los bots que han golpeado sistemáticamente a la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Alejandro Armenta.
“Mario es mi amigo. Lo conozco desde hace muchos años y en lo personal no creo que esté involucrado en este tema (de los bots)”, dijo el morenista en defensa del panista, en una entrevista a finales de junio.
¡¿Qué, qué?!
La torpe aseveración de Villegas fue leída por todo Puebla como comprobación de infidelidad… política de Riestra, por parte del priista Néstor Camarillo.
Eso se sumó a la tibia reacción –por decirlo decentemente– que Mario Riestra ha mostrado ante la 4T en Puebla.
El senador del tricolor, quien llegó a su escaño como falso representante indígena y gracias a la alianza del PRIAN, montó en cólera contra Riestra y lo acusó de ser un acomodaticio y un simulador.
Lo señaló directa y literalmente de “traición política”.
Dijo que el tema era ya “personal”, como ocurre siempre en los despechos. O en los pleitos de cantina.
“Nosotros estamos abiertos al diálogo con liderazgos panistas responsables, pero con Riestra no hay posibilidad de entendimiento”, dijo Camarillo.
También presumió que su partido es la única oposición.
Lo cierto que ni uno ni otro lo son y el gobernador Alejandro Armenta Mier en Puebla no tiene, realmente, un contrapeso político.
“Nuestro respeto, cariño, y aprecio a los militantes de Acción Nacional, a todos con quienes he caminado me reúno con ellos, hablo mucho con ellos, con los liderazgos, estatales y nacionales.
”Mi problema es con el dirigente estatal, no con el PAN, mi problema es con Mario Riestra”, agregó un enardecido, pero caricaturesco, Camarillo en su conferencia del lunes pasado.
Cuando un tema político se torna personal, el profesionalismo ha quedado anulado, aunque diga lo contrario el de Quecholac.
Ante la rudeza, vino la respuesta de Mario Riestra.
El panista dijo que no responderá a bravuconerías.
Que debe haber mesura.
Pero que eso no es debilidad.
Eso sí, lanzó la irrefutable aseveración de que el PRI aporta apenas unas cuantas décimas en las elecciones.
Eso es irrebatible.
Mario Riestra fue extramesurado, si es que así se puede llamar.
Y a todo esto, ¿está en peligro la alianza PRIAN para 2027?
Podría estarlo, pero no por el intercambio de acusaciones entre rudo (Néstor) y extra mesurado (Mario), sino por las decisiones que tomen las dirigencias nacionales de esos partidos.
Y es que ni rudo ni extracursi tienen el nivel para ese tipo de decisiones: los que mandan viven en CDMX.
¿Hubo infidelidad… política entre Néstor y Mario?
Posiblemente, pero son visiones subjetivas.
Es como en las alcobas, solo los habitantes saben lo que ocurre al cerrar la puerta.