Por lo menos cinco medios de comunicación de la ciudad de Puebla sufrieron –en la mañana de este jueves– un ataque cibernético muy peculiar: los administradores de cuentas padecieron durante algunas horas el bloqueo de sus contraseñas para entrar a redes sociales. No se alteraron contenidos informativos ni tampoco se sacaron de circulación los sitios de dichas empresas periodísticas.
¿Qué pasó? Nadie sabe explicar a qué se debió dicho ataque o quiénes pudieron ser los autores.
No se sabe si solo fue la excentricidad o el lucimiento de un hacker que se dedicó a exasperar, a fastidiar, por algunas horas a los afectados.
O si es parte de alguna estrategia con algún propósito político.
Lo cierto es que llama la atención que esto haya ocurrido faltando cuatro días para la elección judicial.
Se dice que en política no hay casualidades y, por ende, no se debe descartar que lo ocurrido en el día previo al cierre de las actividades proselitistas de los candidatos a algún cargo en el Poder Judicial Federal (PJF), sea el preámbulo de campañas de “guerra sucia” en contra del proceso electoral.
Sobre todo, cuando se percibe una desesperada ofensiva de la derecha de buscar por todos los medios frenar la participación ciudadana en los comicios o de plano descalificar, por adelantado, el resultado de las inéditas votaciones en que por primera vez los ciudadanos decidirán quiénes deben ser los nuevos miembros del PJF.
No se debe descartar que el incidente de las contraseñas –ocurrido este miércoles– sea el paso preliminar para que, antes del 1 de junio, se quieran lanzar mensajes difamatorios contra los candidatos o el proceso electoral en general, mediante la simulación de que son contenidos periodísticos de los medios de comunicación que han sufrido la invasión de sus sitios cibernéticos.
La derecha le está apostando a que no haya una buena afluencia de votantes para descalificar el proceso electoral, diciendo que careció de legitimidad. Y para eso, se está valiendo de campañas difamatorias.
O está buscando, de última hora, presentar falsos antecedentes de los aspirantes que tienen más posibilidades de ganar para desplegar el mensaje de que se va a elegir a “delincuentes”, a “defensores de narcos”, a “violentadores de mujeres”, entre otros argumentos.
Esa intención se ha percibido con claridad a lo largo de la presente semana, principalmente en las redes sociales que han sido inundadas de mensajes que van en tres sentidos:
Primero: se despliegan mensajes diciendo que como el proceso electoral del domingo está “viciado desde su origen”, no es ético ni democrático ir a votar.
Segundo: otro mensaje común ha sido que “nadie ha podido explicar cómo se va a acabar la corrupción en el PJF con esta elección, por eso no vale la pena salir a votar”.
Y tercero: hay una estrategia de difundir mensajes, artículos, imágenes, con la consigna de decir que ya todo está preparado para “rellenar” las urnas con boletas marcadas a favor de los candidatos de “Palacio Nacional”.
Más allá de lo mucho o poco que la derecha logre dañar la imagen de los comicios del domingo, su comportamiento exhibe una condición muy crítica de la oposición: tienen que usar campañas difamatorias para atacar lo que no les gusta de la 4T, debido a que sus dirigentes carecen de credibilidad y sus liderazgos no influyen lo suficiente en la opinión pública.