En la recta final de la puja por la dirigencia estatal del PAN -el próximo domingo se define todo-, sigue el litigio que ha emprendido Zeth Lima Barrientos, ciudadano indígena totonaco, por la afirmativa indígena.
Es decir, para que se modifique la convocatoria que emitió el partido y se incluya a por lo menos un representante indígena en las planillas que contienden: la de Mario Riestra y la de Felipe Velázquez.
“Restituir mi derecho de petición, ordenando al Comité Directivo Estatal del PAN que emita una respuesta clara, oportuna y congruente a la solicitud presentada previamente, con base en los principios constitucionales”, señala en una parte del extenso juicio para la protección de los derechos político electorales del ciudadano, que ya ha presentado ante diversas instancias.
Mismo juicio que este lunes 9 de diciembre presentó ante la Comisión Permanente Estatal del PAN, como se lo indicó la Comisión de Justicia del Consejo Nacional del partido:
Aunque a muchos el tema pudiera parecerles irrelevante, no lo es.
Como lo ha expresado el propio Zeth Lima, ex presidente municipal de Zongozotla, la exclusión indígena en el PAN de Puebla no puede callarse.
Mientras ha sido dominado por Eduardo Rivera Pérez y sus secuaces, Acción Nacional ha fallado en muchas cosas, pero también a sus principios al ignorar derechos fundamentales y excluir la representación indígena en su convocatoria interna.
Se trata no sólo de un agravio personal, sino un ataque directo a los más de 600 mil indígenas que dan vida a nuestro estado.
En el fondo, también, subyace la conocida doble moral que caracteriza al ex alcalde de Puebla y frustrado candidato a gobernador.
Un político que, pese a sus humildes orígenes, es capaz de llamar despectivamente “morenacos” a los simpatizantes y miembros de Morena.
Y también de disfrazarse -solo porque está en campaña- de “indígena” a pesar de ser profundamente clasista, sectario y racista, con el único fin de sumar algunos votos.
No es, por supuesto, el primero ni el último que ha usado a los indígenas como “carne de cañón”; incluso la diputada Genoveva Huerta -compañera de fórmula de Mario Riestra- ha hecho uso de esa vía para alcanzar una curul, en medio de cuestionamientos y dudas. Otro es el hoy senador Néstor Camarillo, del PRI.
Pero del PAN, en teoría un partido humanista, que vela por el bien común, se esperaba algo más en la materia.
Bien dice Zeth Lima que lo que está en juego es:
La legitimidad democrática de un partido que no cumple con su deber de inclusión.
El compromiso con los valores internacionales de México, al ignorar tratados como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Y el futuro de la equidad política en un estado donde los indígenas representan más del 32% de la población.
Esto, todo esto, la víspera de que se realice el Consejo Estatal del que surgirá el nuevo dirigente de Acción Nacional en Puebla.