Lo que se siente y se percibe gana siempre sobre la realidad.
Y más, mucho más, en el tema de la seguridad pública, la exigencia número uno de los ciudadanos -a menos que haya cínicos e improvisados que piensen distinto-.
Es de primaria.
Existe, incluso, una encuesta de percepción y es, inevitablemente, el mayor parámetro para medir la eficiencia de los gobiernos -de los gobiernos de todo signo y origen- en la materia.
A este tema hay que sumar que los gobiernos municipales emanados de la Cuarta Transformación (4T) -o supuestamente emanados de la 4T-, que entraron en funciones el pasado 15 de octubre, están dejando chatas (por decirlo con decencia) las expectativas que muchos ciudadanos tenían de ellos.
Sin duda, este es un asunto que se ve como un grave pendiente en el equipo que tomará la administración estatal a partir del 14 de diciembre.
Se esperaba más, mucho más, y al menos hasta hoy, la actuación ha sido decepcionante.
Y en Reforma 711 ya se prendieron las alertas.
La reflexión viene a cuenta luego de que este miércoles la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio de Puebla capital presentó algunos de sus “resultados”.
Su verdad, sus números…
De acuerdo con la información que presentó el titular, Fernando Rosales Solís, las estadísticas de incidencia delictiva muestran -y cito textualmente- una “notable disminución en los principales seis delitos de alto impacto”.
El reporte supuestamente hace referencia a los primeros 50 días de la actual administración.
No tendríamos por qué no creerle al señor secretario.
No hay en realidad ninguna razón para poner en duda su aseveración de que, desde su escritorio, han bajado los delitos.
De lo que tenemos absoluta certeza, por la percepción de la vida cotidiana que tenemos todos los ciudadanos, es que la delincuencia está muy presente en la capital poblana.
Todos tenemos un conocido, un vecino, un amigo o un familiar, que ha sido víctima de un hecho delincuencial.
Casi no hay día en que no haya una balacera o un gran atraco.
Y el tema, en cuanto al ayuntamiento de Puebla, es que se tenían y se tienen enormes expectativas sobre un mejor desempeño.
Al menos eso se juró en la campaña.
Esa esperanza fue la que allanó su triunfo sobre la opción que ya estaba gobernando.
Es decir: el PAN, que ya de suyo lo hizo bastante mal.
Tal vez hace falta que las autoridades del gobierno que encabeza José Chedraui Budib reparen más en la dinámica de la entidad.
Es muy probable que ni siquiera se hayan dado cuenta de algo básico: lo que pasa en la capital impacta a nivel estatal.
Eso crea una corriente de opinión potente.
Como una verdad absoluta.
Si hay la percepción de que la capital poblana está perdiendo la batalla contra la inseguridad, eso se magnifica y se percibe como un contexto general de todo el estado.
Aquí también hay que reparar en que en temas políticos, hay una percepción adversa a los gobiernos de la 4T, en general.
Porque la pregunta que se hace el ciudadano común es elemental: ¿pues no que lo iban a hacer mejor?
Ya el próximo 14 de diciembre tomará las riendas del estado Alejandro Armenta Mier.
Uno de los gobernadores de Morena que con mayor contundencia ganó el pasado 2 de junio.
Y resulta que sin que haya corrido ni siquiera el primer minuto de su gobierno, ya tiene en contra una percepción ciudadana generalizada respecto de la inseguridad.
Supongo -solo por suponer- que no debe estar precisamente muy contento.
De hecho, debe estar sumamente preocupado.
¿Voy bien o me regreso?