Muchas manchas, deja la primera administración estatal emanada de Morena, partido que supuestamente lleva como lema “no robar, no mentir y no traicionar”.
A partir del 2010, Puebla entró a la etapa de alternancia, en donde puso fin al predominio del PRI, partido hegemónico que estuvo al frente del Poder Ejecutivo durante 70 años.
Transcurrido este lapso, se han sucedido gobierno emanados del PAN y ahora de Morena, pero las formas y los viejos vicios del ejercicio del poder parecen no haberse erradicado y el mejor ejemplo es el caso de Accendo, una inversión de 600 millones de pesos, llevada a cabo por el gobierno del entonces mandatario, Miguel Barbosa, en una institución crediticia de nulo prestigio y que se terminaron perdiendo.
Los poblanos jamás se hubieran enterado de que la entonces secretaria de Finanzas, Teresa Castro Corro, había invertido poco más de 600 millones de pesos en una institución operada por su pareja sentimental, si Barbosa no hubiera muerto.
El caso Accendo se destapa tras la muerte de Barbosa y el arribo de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien destapa el tema, no por transparencia, sino porque si no lo hacía, él iba a terminar siendo el responsable cuando llegará la nueva administración que, para su fortuna, es emanada de su mismo partido, Morena.
Pero aunque el caso Accendo se destapó, hasta la fecha, y como ya lo he señalado en anteriores entregas, no hay ninguna persona detenida a causa de este tema, ni la habrá, merced a la excelente relación que Tere Castro tiene con Hacienda y con el SAT en la Ciudad de México.
Esto, por supuesto, deja muy mal paradas a las dos administraciones morenistas, quienes parecen tener un doble rasero en el combate a la corrupción y a la impunidad, justicia juarista, “a los amigos, ley y gracia; a los enemigos, la ley a secas”.
Accendo es el mejor ejemplo de la impunidad con la cual operan todos los que son miembros de Morena o trabajan para este partido, el cual protege a todo tipo de alimañas como los Yunes, los Salgado y ahora a Javidu, Javier Duarte.
Lo mismo aplica para el tema de Fóndika, la otra empresa en donde se invirtieron recursos por más de 6 mil millones de pesos, también por parte de la administración barbosista y, en un acto de fe, ahora todos los poblanos debemos de creer que estos sí nos los devolvieron.
Ojalá que la nueva administración que va a encabezar Alejandro Armenta Mier castigue a los responsables de este duro golpe a las finanzas públicas de Puebla.
Se trató de 600 millones de pesos, no de 5 pesos, sobre todo ahora que el Ayuntamiento de Puebla, de extracción morenista, encabezado por José Chedraui, ha armado un escándalo por la insuficiencia presupuestal que, dice, heredó de la pasada administración panista.
Yo le pregunto a usted, amable lector, ¿se vale, así como así, perder 600 millones de pesos de todos los poblanos?
Carlos Montiel, el infiltrado
Entre el grupo de regidores de oposición, ya es incómoda la posición que ha comenzado a jugar el líder de los representantes de Acción Nacional y expresidente del CCE, Carlos Montiel Solana, quien parece ser uno más de los regidores morenistas.
Está de más decir la buena relación que existe entre el actual edil, José Chedraui, y el expresidente del CCE, quien comienza a despertar sospechas dentro de sus pares, de que ya funge como un operador del actual edil.
Montiel es una herencia del grupo de Eduardo Rivera Pérez, debido a la relación de cercanía que tiene con esta familia el hermano de Carlos, Pablo es el operador político del exedil, lo que hace ver los acuerdos que existen entre el ex edil capitalino y el grupo del alcalde Chedraui.
Montiel se asemeja al personaje de la película del 2006 “Los Infiltrados”, dirigida por el genial Martin Scorsese, con las actuaciones estelares de Leonardo Di Caprio, Matt Damon y el súper estrella Jack Nicholson, un clásico de nuestros tiempos.
Ya son varias, las veces que Montiel intenta convencer a sus compañeros de votar a favor de las iniciativas del nuevo edil y la gran pregunta es ¿a cambio de qué?
Queja de vecinos de San Martinito
Al buzón de Las Serpientes, nos llegó la siguiente queja de vecinos de San Martinito. “Es un verdadero despropósito que, a estas alturas, las autoridades estatales sigan ignorando el peligro latente que representa el cruce de Atlixcáyotl con Perseo y el Carril de San Martinito. Un punto neurálgico para peatones, ciclistas, usuarios de transporte público y hasta pacientes del CRIT, quienes a diario sortean esta zona como si fuera una ruleta rusa.
”¿Acaso es necesario esperar una tragedia para tomar cartas en el asunto? Mientras se destinan millones a obras viales faraónicas unos metros más adelante, aquí no se ha invertido lo mínimo necesario para garantizar seguridad a quienes transitan por la zona.
”El costo, comparado con el beneficio, es ridículo. No se sorprendan si la paciencia ciudadana se agota y esto deriva en un paro vial, porque el riesgo de accidentes es tan evidente que solo una ceguera institucional puede justificar esta omisión”. Hasta aquí el reporte.