El PAN poblano, que tanto presume ser una institución que protege las libertades civiles y se autodenomina como la única oposición democrática a la 4T, acaba de demostrar que en realidad es una derecha de corte estalinista –aunque parezca una contradicción ideológica— por su afán de borrar, de cancelar, de hacer una purga en sus filas de aquellos a los que llama traidores. Eso es lo que se acaba de hacer con el expresidente estatal de esta fuerza política, Jesús Giles Carmona, de quien se ha suprimido su imagen y memoria en la sede del blanquiazul.
Lo actuales directivos de PAN mandaron a desaparecer la fotografía oficial de Jesús Giles Carmona en el muro de los expresidentes de dicha fuerza política y que se encuentra en la sede estatal del partido.
Ha trascendido que esa decisión autoritaria e incongruente se habría generado por una exigencia de Mario Riestra Piña, en los meses en que fue el candidato a la alcaldía de la ciudad de Puebla por parte del frente opositor del Prian.
Tal demanda fue en reacción al activismo que Jesús Giles desplegó durante la contienda electoral de este año, al adoptar una posición crítica en contra de Mario Riestra al que habría tildado de “traidor” del morenovallismo por haberse aliado con el enemigo acérrimo de esta corriente política, es decir, con Eduardo Rivera Pérez, el fallido candidato panista a la gubernatura del estado.
La anterior aseveración si caló fuerte en núcleos de panistas que siguen identificados con el morenovallismo y no les gustó la alianza Rivera–Riestra.
Es importante recordar que, en su calidad de figuras políticas, Giles y Riestra crecieron “como la espuma” a la sombra del morenovallismo.
Mario Riestra, junto con sus hermanos Rodrigo y Susana, fueron el clan consentido del finado exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas, que les dio a los tres, una larga lista de posiciones de legisladores, cargos de primer nivel en el gabinete estatal y en el ayuntamiento de la capital.
Jesús Giles es una figura que brotó en el equipo de Eukid Castañón Herrera, el principal operador político–electoral de Moreno Valle. Ese respaldo lo llevó a convertirse en presidente del PAN, en la misma fórmula que compartió con Martha Érika Alonso Hidalgo, quien desde la secretaría general del albiazul construyó su proyecto para convertirse en la primera gobernadora del estado de Puebla, empresa que se vio frustrada por un accidente aéreo.
Al final Giles no se equivocaba en sus cuestionamientos, él no se apartó del morenovallismo, mientras que Riestra le dio la espalda a la corriente de su “mentor político” y se unión al proyecto político–electoral de Eduardo Rivera de este año, que acabó siendo un desastre monumental.
Y es importante recordar que el ex edil de la capital y ex candidato a gobernador fue el personaje más odiado y perseguido –junto con la panista Ana Teresa Aranda Orozco—dentro de las filas del PAN, por órdenes de Moreno Valle. Al puro estilo estalinista.
Ahora la vida vuelve a girar al revés: Mario Riestra se ha ubicado –otra vez— del lado del morenovallismo de la mano de Genoveva Huerta Villegas y de Jorge Aguilar Chedraui, como parte de su candidatura a la presidencia estatal del PAN.
Y por si fuera poco, Riestra con esa postulación enfrentará a Felipe Velázquez, el candidato del grupo de Eduardo Rivera.
Si ya se veía como un asunto poco congruente que se hubieran aliado Riestra y Rivera, en el pasado proceso electoral, en el presente resulta todavía más incoherente –ente la vista de muchos militantes del PAN– que se junten Genoveva Huera y Mario Riestra, cuando ha sido un secreto a voces la mala relación entre ambos en los años posteriores a la muerte del matrimonio de Martha Alonso y Rafael Moreno valle.
Esa es la razón por la cual las críticas de Giles Carmona han sido “golpes de precisión” contra Mario Riestra, por sus constantes cambios de lealtades.
El Gulag panista
Jesús Giles Carmona fue presidente estatal del PAN entre los años 2015 y 2018. Como todos los políticos enfrentó cuestionamientos y escándalos, pero también es cierto que le tocó lidiar con el complejo proceso electoral de hace seis años y que siempre se mantuvo leal al partido de la derecha y al morenovallismo, durante su gestión.
Es cierto que ahora anda buscando “la puerta de entrada” a la 4T, pero eso no justifica que el PAN busque borrar y alterar su propia historia suprimiendo a uno de sus exdirigentes.
El PAN actúa igual que Iósif Stalin, el líder de la Unión de Repúblicas de la Unión Soviética entre los años de 1924 a 1953.
A Stalin se le considera el percusor del fenómeno llamado “cultura de la cancelación”, que es cuando un personaje desagrada a la opinión pública o a la clase política en el poder, se manda a que se desaparezca su imagen o se le denosta hasta el cansancio, sin darle la oportunidad al agraviado de defenderse o dar su versión de las cosas.
Stalin emprendió una purga brutal contra los propios integrantes del Partido Comunista de la Unión Soviética por diferencias políticas e ideológicas.
Fue quien ordenó recomponer todas las fotografías en que aparecían los llamados “traidores de la revolución”, para que se borraran las imágenes de aquellos personajes que mandaba al exilio; a los Gulag, que eran campos de castigo en Siberia; o de plano instruía que los asesinaran.
Una de las acciones más celebres es una foto que capta una congregación frente al teatro Bolshoi de Moscú el 5 de mayo de 1920, en donde hay un entarimado en donde aparece Lenin –el principal ideólogo de la Revolución Rusa— como orador y a su lado se encuentran León Trotski –otro héroe revolucionario— y el activista Lev Kamenev.
Trotski y Kamenev fueron borrados de esa celebre foto, luego de que el primero se fue al exilio y acabó asesinado en México, mientras que el segundo fue fusilado años más tarde, por ser considerados traidores por Stalin, como parte de lo que se llamó la Gran Purga.
Ahora el PAN, al igual que el estalinismo, borró la imagen de Jesús Giles.