La frase “por mis pistolas” es la máxima en el comportamiento de algunos jueces.
Son precisamente personajes así los que están en la mira de la Presidencia de la República, que ha exhibido no pocos casos.
Antes lo ha hecho Andrés Manuel López Obrador y ahora ha continuado Claudia Sheinbaum, para apuntalar los argumentos a favor de la Reforma Judicial.
Una Reforma Judicial que tiene impacto a nivel federal, pero que a nadie le extrañaría que algún día se llegara a tropicalizar en los estados.
Vayamos a un caso de Puebla, en el que un juzgador local, conocido por su prepotencia y negligencia, ha tenido un comportamiento literalmente cavernícola.
Se trata de José Cuauhtémoc Blazquez Guevara, juez de Exhortos de la Zona Metropolitana de Puebla.
Para ilustrar este tema, penoso y ruin, basta un ejemplo.
El pasado 28 de octubre, el juez de Exhortos de la Ciudad de Puebla acordó: “Se ordena agregar a los autos del Exhorto 7611/2024, el Oficio 3715 del Juzgado Cuadragésimo Sexto Civil Del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad De México. Para su acuerdo correspondiente. Notifíquese por lista…”
Mucho ojo: únicamente acordó y ordenó agregar el Oficio 3715 al Exhorto 7611/2024, para que en su momento “se acuerde lo conducente”.
Pero contraviniendo ese acuerdo judicial, el juez José Cuauhtémoc Blazquez Guevara ordenó que se realizara una diligencia de desalojo y entrega de locales comerciales e inmuebles -materia del litigio- a Marcelino Fernández Tejedo.
Esta se llevó a cabo el 11 de noviembre.
Recapitulemos: el acuerdo judicial original se limitó a ordenar la suma de un documento, de un oficio.
No más.
No menos.
Nunca ordenó una acción judicial y menos con policías y lujo de alevosía.
Vayamos tomando nota, para tener claro que hay desacato y abuso de autoridad.
Todo, por las pistolas del juez Blazquez.
El mismo que protagonizó el video viral que circuló la pasada semana en redes sociales, agrediendo físicamente al abogado del empresario afectado.
¿Cuántos presuntos delitos cometió el juzgador en este caso?
Eso lo definirán las autoridades ante las cuales ya ha sido denunciado.
Pero las cosas empeoran.
En esa diligencia en que se presume que un particular fue despojado alevosamente, por encima de la ley, asistió este juez de Exhortos.
Sobra decir que no es común que los jueces salgan a realizar diligencias y menos que se lleve a todos los actuarios y medio personal del juzgado a atender una sola diligencia.
La razón es obvia: la carga de trabajo es pesada y no hay suficiente personal.
Sin embargo, José Cuauhtémoc Blazquez Guevara asistió y se llevó a casi todo su personal.
Se apersonó en la diligencia.
Así quedó registrado en las actas que se levantaron en la diligencia.
Pero en ningún acta está su firma.
Tampoco se sustenta que se hubiera signado la entrega de posesión de locales comerciales e inmuebles, como asientan los diligenciarios.
Tampoco se establece que el juez de Exhortos de la ciudad de Puebla haya autorizado el uso de la fuerza pública.
Y, por supuesto, no existe ningún oficio de colaboración con la Secretaría de Seguridad Pública, para que los elementos participaran en el resguardo de los inmuebles.
Otra vez, todo aparentemente fue un alevoso despojo extrajudicial, en el que participó directamente ese juez.
Hay incluso una presunta violación de derechos humanos en este caso.
Todo huele muy mal.
Y hay mucho que explicar.
¡Qué bonito caso para la Mañanera del Pueblo!