El próximo 5 de agosto, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) regresa a sus labores, luego de haber gozado de un periodo vacacional.
Unos días más tarde, para ser precisos el 14 de ese mismo mes, se inaugurará la nueva sede de la Ciudad Universitaria 2, en terrenos de la junta auxiliar de San Pedro Zacachimalpa, de la cual hemos dado cuenta en Primera Plana Puebla.
Estos dos eventos, sumamente trascendentales en la vida universitaria, marcan sin duda el arranque de la sucesión rectoral, en la máxima casa de estudios que dirige, Lilia Cedillo, quien en octubre rendirá su tercer informe de labores y entrará a la etapa de tratar de buscar la reelección al frente de la máxima casa de estudios, para un periodo de 4 años más al frente de esta institución.
A los ojos de muchos observadores políticos y periodísticos, la comentocracia, Cedillo Ramírez tiene todo para buscar esta reelección y más si se toma en cuenta lo que significa la construcción de una nueva Ciudad Universitaria en la zona de Valsequillo, con un costo de mil 200 millones de pesos.
Los méritos parecen sobrarle a la actual rectora, quien ha hecho una buena administración, discreta, lejos de las estridencias de algunos de sus antecesores, del protagonismo de otros y de la desmedida ambición de algunos.
Cedillo llegó en un momento clave a la dirección de la máxima casa de estudios, cuando la BUAP había entrado en un choque frontal en contra de la administración estatal, alentada por las ambiciones de Alfonso Esparza de querer ser gobernador interino de Puebla y el estilo autoritario del entonces gobernador Miguel Barbosa, quien quería meter a la cárcel al académico, al cual le tenía armado un expediente de escándalo.
Cedillo Ramírez llegó a despresurizar esa tensa relación entre ambas instituciones y tuvo el destino de apuntalar como su secretario general a José Manuel Alonso Orozco, quien se ha convertido en el operador político de esta institución, con el apoyo de personajes con mucha influencia como Damián Hernández.
Alonso, como ocurrió con muchos personajes cercanos al ex rector, Enrique Agüera, vivió tiempos difíciles durante la era de Alfonso Esparza, a quien irónicamente apoyó para llegar a la Rectoría.
La ingratitud humana y la traición van casi siempre de la mano, Esparza le pagó a José Manuel con el destierro.
El hoy secretario general de la BUAP fue enviado como director al campus regional de la BUAP a Tepeaca, hoy tierra bendita y ahí conoció y entabló una muy buena amistad con el entonces presidente municipal de este lugar, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
La diosa fortuna les sonrió ambos, Salomón, luego de ser líder del Congreso local, ascendió a gobernador sustituto de Puebla, tras la muerte de Miguel Barbosa, el 13 de diciembre de 2022; en tanto, José Manuel Alonso fue rescatado por Lilia Cedillo, traído de regreso a Puebla y designado secretario general de la máxima casa de estudios en el estado.
Los dos amigos tendieron puentes de plata, para que, junto con la rectora Cedillo, se pudiera hacer posible la construcción del nuevo campus de la BUAP en Zacachimalpa, en el cual además se invirtieron 450 millones de pesos en equipamiento.
La sucesión rectoral arrancará luego del tercer informe de labores de la doctora Cedillo, lo único que va a cambiar es que, a partir del 14 de diciembre, Alejandro Armenta Mier será quien tome las decisiones en Puebla.
¿Estará a gusto el nuevo gobernador con la actual rectora? Armenta es egresado de la máxima casa de estudios en el estado, ¿Acaso tendrá algún otro personaje en mente?
Tehuacán, un verdadero caos. Un municipio que es un caos es Tehuacán, la segunda ciudad más grande y de mayor importancia en la entidad y cuyo actual edil, Pedro Tepole, de plano tiró la toalla.
Es increíble que siendo Tehuacán la ciudad en donde mejor está calificado el presidente López, con un 82 por ciento de aprobación de acuerdo a diversas casas encuestadoras y siendo el área de influencia del ex gobernador, Barbosa y su familia, hoy se encuentre prácticamente en el olvido.
Luego de perder la reelección, Tepole prácticamente se olvidó de la administración municipal, las calles lucen sucias, la inseguridad es el común denominador, mientras los policías protestan por la falta de pago y la basura se acumula por todos los lugares.
El que será el nuevo presidente municipal, Alejandro Barroso, parece también haberse olvidado de la ciudad o tal vez no se quiere ver contaminado por la corrupción que arrastra el actual edil Tepole.
Ojalá el gobernador Céspedes o el nuevo mandatario electo, Alejandro Armenta tomen cartas en el asunto, porque, así como va Tehuacán, hay también varios municipios de Puebla en el abandono y en el saqueo.