Paradójicamente quienes más se sintieron satisfechos con la derrota del PAN en Atlixco, que hasta fiesta hicieron, fueron los líderes panistas de este municipio, que hasta hace tres años era uno de los bastiones más importantes del albiazul a nivel estatal y nacional. No les importó en lo más mínimo de que fuera la segunda derrota continua, luego de que el blanquiazul –hasta 2021– era la fuerza política dominante.
Para las cabezas del grupo más poderoso del PAN atlixquense se aplicó la máxima de: “A veces se gana perdiendo”.
Ellos sienten que si, por el contrario, el partido de la derecha hubiera obtenido más votos que la 4T, se habrían anotado una fuerte derrota.
Lo que pasó en Atlixco es un reflejo de la fuerte crisis por la que atraviesa del PAN en todo el estado y que contribuyó a que esta fuerza política no solo fuera derrotada, sino acabara aplastada por la 4T, en los recientes comicios locales. El partido de la derecha se encuentra anquilosado, dividido, enfrentado entre sus grupos, con una fuerte pérdida de electores y con facciones que únicamente velan por sus intereses.
En Atlixco se ha constituido un férreo cacicazgo albiazul, en donde participan los ex ediles Ricardo Camacho Corripio y Salvador Neftalí Escobedo Zoletto, así como Jesús Dorado y José Ramón Morán, entre otras figuras, quienes se sienten dueños del PAN y que solamente ellos pueden controlar las candidaturas de la derecha o ser los gobernantes de la demarcación.
Particularmente Ricardo Camacho se ha alzado como el líder del panismo tradicional de Atlixco, luego de que fue alcalde entre los años 2011 y 2014. Es quien actualmente tiene el control del blanquiazul y es tal vez, el panista más acaudalado.
Camacho Corripio siendo edil creó el concepto de la Villa Iluminada de Atlixco, que se convirtió en un fenómeno turístico, ya que esta atracción de luces navideñas ha llegado a generar en algunas temporadas hasta un millón y medio de visitantes a la ciudad. Al mismo tiempo, se ha convertido en un dolor de cabeza por los habitantes atlixquenses que durante 40 días –al finalizar el año–, tienen que sufrir embotellamientos, robos y exceso de basura en la vía pública.
Lo más cuestionable es que cuando Camacho acabó su periodo oficial como alcalde, se convirtió en director de la empresa Blachere Iluminación México, que es la compañía que se ha dedicado a organizar la Villa Navideña de Atlixco. Es decir, el panista convirtió su acción de gobierno en su permanente negocio privado, lo que fue sumamente cuestionado hasta por militantes albiazules.
El único gobierno que se negó a seguir solapando el negocio privado de Camacho Corripio fue el actual ayuntamiento, encabezado por la edil morenista Ariadna Ayala Camarillo.
Y también fue el gobierno de la 4T el que recuperó el control del quiosco de Atlixco, el cual es una estructura estilo arabesca que, en 1954 fue inaugurada por el entonces gobernador Rafael Ávila Camacho, en el centro del zócalo de Atlixco.
Resulta que siendo alcalde Ricardo Camacho, se autorizó que en ese lugar se colocara una franquicia de Italian Cofee, misma que para nadie es un secreto que dicha cafetería es un negocio privado de un grupo de familias panistas.
Ahora ya se les impuso el cobro de una renta mensual –a los dueños de la franquicia en cuestión– y se les restringió a que no pueden alquilar el quiosco, como si fuera un espacio privado.
A finales del año pasado, Ricardo Camacho quiso obtener la candidatura del PAN en Atlixco para regresar a gobernar, pese a todos los cuestionamientos que arrastra.
Para ello se difundió una encuesta de la fraudulenta empresa Massive Caller, la cual decía que se aclamaba, se pedía, el regreso de Camacho Corripio como abanderado del albiazul.
Ya se tiene claro –luego de las votaciones del 2 de junio– que todos los resultados de Massive Caller resultaron ser radicalmente equivocados. Por tanto, era mentira que había una ola de demandas de que el ex edil panista regresara al poder.
El asunto es que el PAN “no mordió el anzuelo” y entonces, se decidió postular como aspirante a edil al abogado Benjamín Minutti, por una determinación de Eduardo Rivera Pérez, el candidato del frente opositor al gobierno de Puebla.
Tal situación provocó el enojo de los caciques del PAN. Era una afrenta que ellos no hubieran decidido la candidatura. Todavía quisieron exigir que una hija de Camacho Corripio ocupara la primera posición de la planilla de regidores de Minutti, quien les respondió a los líderes panistas que no iba a permitir “imposiciones”.
La historia ya es de todos conocidos, se llegó a lo inaudito: un personaje llamado Christian Romero, quien es yerno de Ricardo Camacho, que a su vez era el presidente del Comité Municipal del PAN, en un lugar público cacheteó a Benjamín Minutti, además de llamarlo vulgar drogadicto.
La agresión quedó grabada en video y circuló como “pólvora caliente” en las redes sociales. Se dice que ese bochornoso episodio fue obra y gracia de los panistas que boicoteaban a Minutti.
Luego de ello, los caciques del PAN le quitaron toda la estructura del partido al candidato a alcalde.
Eduardo Rivera fue hasta Atlixco a pedir unidad y calma, posterior a la cachetiza al abanderado albiazul. Los caciques del PAN le dieron la espalda a Rivera Pérez, ya que continuaron con su bloqueo al candidato a edil.
Augusta Valentina Díaz de Rivera, la presidenta estatal del PAN, se instaló varios días en Atlixco para intentar levantar la campaña de Benjamín Minutti. Los líderes panistas ignoraran a la dirigente de su partido.
Ahora los caciques del PAN ya se preparan para regresar en tres años y que ellos decidan la candidatura.
No les importa que todo mundo, hasta los simpatizantes de la derecha, expresan: en el PAN siempre son los mismos.