Es momento de preguntarse: ¿cuál es el papel que las mafias huachicoleras van a tener en el actual proceso electoral postulando y financiando candidatos? La pregunta sale a colación porque uno de los líderes más conocido por presuntamente encabezar una importante red de robo de combustible, Antonio Valente Martínez Fuentes, mejor conocido como “El Toñín”, parece haber colocado tres candidatos a alcaldes: dos en Morena y uno más en el Partido Pacto Social de Integración (PSI).
Todo indica que “El Toñín” tendrá un papel destacado en los comicios de Cuautlancingo, Acatzingo y Quecholac, que es su lugar de origen. Curiosamente son tres municipios que han enfrentado crisis de seguridad pública por la presencia de redes dedicadas al huachicol.
Otro caso que debería generar una preocupación pública es lo ocurrido el fin de semana en Venustiano Carranza, en donde el candidato de la oposición a gobernador de Puebla, el panista Eduardo Rivera Pérez, le ha dado cabida en su proyecto electoral a la familia Valencia Ávila, que de acuerdo con la narrativa oficial de las autoridades ministeriales han encabezado el robo de combustible en la parte norte de la entidad.
Y también, la información oficial, ubica a “El Toñín” como un empresario agrícola y del robo de hidrocarburos en la tristemente celebre zona de El Triángulo Rojo, que va de Amozoc a Tepeaca, y que llega a Acatzingo y Tecamachalco.
Si algo caracteriza a “El Toñín” es que le gusta regalar en colonias populares cargamentos de hortalizas que él mismo comercializa y cultiva en una de las regiones agrícolas más ricas del estado, que es la zona de Quecholac y municipios vecinos.
Y precisamente hace tres años se vieron a las brigadas de “El Toñín” regalando paquetes de hortalizas en Cuautlancingo y Acatzingo, en torno a dos candidatos a presidentes municipales, Omar Muñoz y Jaime González, respectivamente. En esa ocasión el primero compitió como aspirante independiente y el segundo por el PAN. Ambos perdieron las votaciones.
Ahora, Omar Muñoz y Jaime González están de regreso como aspirantes a ediles, pero los dos ahora competirán bajo las siglas de Morena.
Lo que en esta ocasión a ambos les da amplias posibilidades de triunfo. En su momento, negaron tener relación con las mafias del huachicol. Pero nadie olvida el reparto masivo de paquetes de alimentos que se hicieron a su favor en la pasada contienda electoral.
El caso más emblemático es el de Guadalupe Martínez, quien ayer anunció que se registró como candidata a edil de Quecholac por el PSI. Ella es la hija de “El Toñín”.
La joven se mostró –en sus redes sociales– con un cuerpo esbelto, sonriente, segura, bien maquillada, vistiendo blusa blanca y pantalón negro, exhibiendo su constancia de que ya pidió a la autoridad electoral que la dejen participar. La aspirante escribió: “Hola, amigos seguidores. Me siento muy feliz y con mi capacidad de mi autoestima súper genial” (Sic).
Y su padre, Antonio Valente Martínez hizo lo propio y escribió: “…también quiero decirte hija Lupita qué me gusta tu actitud eres una gran mujer con principios tú sencillez te caracteriza como una señorita grande de buen corazón” (Sic).
Frente a esta incursión electoral del huachicol solo queda decir: da miedo la ambición de todos los partidos por ganar votos a costa de cualquier cosa.
Gustavo Vargas regresa a la pugna por la candidatura de la 4T en Huauchinango
Una de las candidaturas más disputadas, reñidas en su definición dentro de la 4T, es la de alcalde de Huauchinango, en donde hasta inicios de la presente semana parecía estar “amarrada” para el actual edil de ese municipio, Rogelio López Angulo, pero existe un cambio de última hora y todo indica que la nominación podría recaer en el empresario Gustavo Vargas Cabrera.
El proceso interno de Morena en Huauchinango siempre tuvo un puntero en la contienda, el empresario Gustavo Vargas, quien fue el primer edil de la 4T en la región, entre los años 2018 y 2021. Fue de los pocos alcaldes morenistas que hace tres años no buscó la reelección.
Su popularidad creció al volverse un férreo crítico del actual alcalde, Rogelio López Angulo, quien hace tres años ganó por segunda vez la Presidencia Municipal bajo las siglas del disminuido Partido Nueva Alianza. Ya antes había sido alcalde y miembro destacado del PRI.
Un punto de desencuentro entre Vargas Cabrera y López Angulo es que el alcalde emprendió una remodelación total del principal mercado municipal, lo que ha generado un fuerte malestar de los comerciantes de ese centro de abasto que han cuestionado graves fallas en el proyecto de la obra. Quien ha respaldado a los inconformes ha sido Gustavo Vargas, lo cual le permitió desplegar fuertes críticas contra el Ayuntamiento.
Hace unas semanas sorprendió que Rogelio López Angulo, que presumía con orgullo que hace tres años había derrotado a la 4T en Huauchinango, ahora anunciaba que buscaría la reelección y que sería por la coalición encabezada por Morena. Es decir, busca repetir en las urnas por la vía partidista que venció en 2021.
Trascendió que quien le “vendió” la idea de volverse “político 4T” y lo impulsó a buscar construir una candidatura común entre Nueva Alianza y Morena fue el cacique más importante de la Sierra Norte: Ardelio Vargas Fosado, excomisionado del Instituto Nacional de Migración.
A principios de la presente semana ya se daba por sentado que había cuajado la propuesta de postular a López Angulo, y dejar fuera de la contienda del proceso interno de la 4T a Gustavo Vargas, quien empezó a ser visto como un aspirante atractivo por el partido Movimiento Ciudadano.
Hace un par de días, la lucha por la candidatura dio un vuelco de 180 grados y trascendió que en la Comisión Nacional de Candidaturas de Morena se habría decidido que el aspirante de la 4T sea Gustavo Vargas, bajo las siglas del partido Movimiento Regeneración Nacional y el PT, y que Rogelio López Angulo participe con los emblemas de Nueva Alianza y el PVEM.
¿Por qué logró regresar Gustavo Vargas? La explicación es sencilla: Rogelio López Angulo supo montarse en la 4T no por sus méritos como alcalde, luego de que ha sido un desastre su gobierno, sino por el camino de las influencias, en este caso de Ardelio Vargas Fosado.
En ese tenor, Gustavo Vargas echó mano de una influencia de mucho mayor peso: el empresario Héctor Sulaimán, hijo del legendario José Sulaimán, quien por décadas fue uno de los promotores de boxeo más importantes en el ámbito internacional del pugilismo.
Los hermanos Héctor y José Sulaimán son dos destacados empresarios, filántropos y amigos de dos personajes de mucha relevancia: la candidata presidencial de la 4T, Claudia Sheinbaum Pardo, y el papa Francisco.
Ellos fueron los que, a mediados de febrero, le generaron un éxito político-religioso a la aspirante morenista. Tramitaron y lograron que, en cuestión de horas, se pactara una visita de Sheinbaum con el jefe del Estado del Vaticano.
De esa manera, se desactivó el arma mediática de Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición, que se había entrevistado días antes con el papa Francisco y quería vender la idea de que ella representaba al catolicismo mexicano.
Por eso la intervención de Héctor Sulaimán a favor de Gustavo Vargas fue como una especie de rescate marítimo del empresario a la mitad de un océano.