Adán Augusto López Hernández, cuando era secretario de Gobernación, jugó un papel central en provocar un enfrentamiento entre la cúpula nacional del PRI y el político poblano Jorge Estefan Chidiac, lo que derivó en que el segundo de ellos perdiera la candidatura al Senado y después acabará abandonando el tricolor y se convirtiera en uno de los principales opositores a esta fuerza política.
Fue el 13 de diciembre de 2022 cuando se empezó a gestar el rompimiento entre Estefan que –en ese entonces– controlaba una parte del priismo poblano y Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, quien dirige el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Una fuente altamente confiable narra que la historia de esa fractura, entre Alito y Estefan, se dio de la siguiente manera:
El 13 de diciembre de 2022 un nutrido grupo de periodistas y propietarios de medios de comunicación se quedaron esperando en un salón de Casa Puebla un mensaje –vía remota– del entonces gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien murió en la Ciudad de México alrededor de las 13:00 horas y la noticia se conoció, de primera mano, por los miembros de la prensa local que habían sido convocados a una comida con motivo del fin de año.
En cuanto se supo del deceso del primer gobernador emanado de Morena, dos personajes fundamentales de la política local partieron a la Ciudad de México a decidir cuál debía ser su posición en el proceso de encontrar un sucesor del Poder Ejecutivo. Ellos eran: Néstor Camarillo Medina y Jorge Estefan Chidiac. El primero en su calidad de presidente del PRI en el estado y el segundo, como líder del grupo parlamentario del tricolor en el Congreso local.
Ambos –que eran diputados locales del PRI– pidieron una cita de emergencia con Alito y este los citó en el CEN tricolor.
Horas más tarde, para sorpresa de los priistas de Puebla les cambiaron el lugar de la cita y les comunicaron que era en el Palacio de Cobián, la sede de la Secretaría de Gobernación (Segob). Un sitio que les parecía extraño, pues ellos siendo opositores a Morena, el dirigente de su partido los convocaba en donde se maneja la política interna del gobierno de la 4T.
Al llegar a las oficinas del entonces titular de la Segob, el tabasqueño Adán Augusto López Hernández, ya los esperaba Alito. Una vez que los tres estuvieron en el Palacio de Cobián, Moreno Cárdenas entró directamente a la oficina del secretario de Gobernación, mientras Estefan y Camarillo se quedaron en la antesala.
Un momento de mucha tensión se generó porque a los pocos minutos apareció otro personaje de Puebla: Ignacio Mier Velazco, el coordinador de los diputados federales de Morena y en esa fecha, era un fuerte contendiente por la candidatura de la 4T a gobernador de la entidad poblana.
Fue un momento complicado por la rispidez personal que había entre Mier y Estefan. Aún así, el primero de ellos se mostraba sonriente, relajado, como si fuera a recibir un regalo.
Luego de saludarse, de entablar una conversión sin ninguna relevancia con Camarillo y Estefan, finalmente le indicaron al líder de la bancada de Morena que entrara a las oficinas de López Hernández. Pasaron eternos minutos y volvió aparecer Ignacio Mier en la sala de espera, se le veía todavía más feliz que a su llegada. Se despidió de los priistas y se marchó de la sede de Gobernación.
Más tarde Alito salió de las oficinas de Adán Augusto López y buscó un rincón reservado –en el Palacio de Cobián– para comunicar un tema urgente a Camarillo y Estefan. El asunto era:
Adán Augusto López Hernández le estaba proponiendo un trato al PRI: que le pidieran lo que quisieran los representantes del tricolor, siempre y cuando se eligiera a un gobernador sustituto de Puebla que fuera un personaje afín a los intereses políticos del secretario de Gobernación, que en esa época estaba construyendo su proyecto para buscar ser candidato presidencial de la 4T. Empresa en la que finalmente fracasó.
Y algo quedaba claro, quien iba a proponer al candidato a gobernador sustituto de Puebla era Ignacio Mier, que tenía una estrecha alianza con Adán Augusto López Hernández y protegía los intereses particulares del político tabasqueño.
Alito urgió a Estefan y a Camarillo a que, en ese momento, sin mayor análisis de la propuesta, decidieran si aceptaban o rechazaban la petición de votar en el Congreso de Puebla la designación de un gobernador que fuera puesto directamente por el titular de la Segob e Ignacio Mier.
Los priistas locales aceptaron. A continuación, los pasaron a una sala de juntas, en donde los alcanzó Adán Augusto López Hernández sonriente, que daba por hecho que el PRI de Puebla acababa de aceptar su intención de ser él mismo quien “moviera los hilos” para colocar al sustituto de Barbosa.
Todo fue apretones de manos, abrazos y muchas sonrisas entre los priistas y el morenista. No sin antes, Alito mencionó que iba a ayudar a que el PAN se sumara al mismo acuerdo.
Al salir de esa sala de juntas, a Camarillo se le veía sereno –narra la fuente consultada–, Alito no dejaba de sonreír y al que se le veía desconcertado, inseguro, era a Estefan.
Cuando se iban a despedir, narra quien platicó la historia, Jorge Estefan le dijo a Alito que había realizado consultas telefónicas y surgió una segunda propuesta de los diputados locales, que era designar a un legislador del Congreso poblano como nuevo gobernador.
El presidente del PRI nacional lanzó una exclamación: ¿quién es el de la propuesta?
Estefan habría respondido: “podría” ser el diputado Sergio Céspedes.
Agregó: “Lo podríamos convencer que regrese al PRI”, habría afirmado Jorge Estefan.
El rostro de Alito se endureció, se puso enérgico: “Acabamos de hacer un trato allá adentro. Ahora cumplimos”, palabras más, palabras menos, habría asentado.
Al final los tres acordaron que se acataría el trato entre Adán Augusto López Hernández y el PRI. Alito exigió. Camarillo se disciplinó. Estefan aceptó a regañadientes.
En Segob se planteó que el relevo de Barbosa se elegiría pasando el miércoles 14 de diciembre, día en que el mandatario fallecido recibió un homenaje de cuerpo presente en Casa Aguayo, con la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La noche del 14 de diciembre, un Alito sorprendido, molesto, se comunicó a Puebla y preguntó: ¿Es cierto que están llamando para esta noche a una sesión extraordinaria del Congreso para elegir al nuevo gobernador? Cuando le dijeron que sí, lo primero que exclamó iracundo fue: “Ese no era el trato”.
El presidente nacional del PRI quiso reconvenir a Jorge Estefan para que en su calidad de coordinador parlamentario del tricolor frenara la sesión del Congreso y se acatara el acuerdo suscrito en la Segob, pero el líder de los diputados priistas locales nunca le tomó la llamada a Alito.
Pasaron las horas. El Congreso, en la madrugada del 15 de diciembre de 2022, eligió un gobernador sustituto que no estaba en los planes de Adán Augusto López Hernández.
Dicen que en la última llamada que hizo a Puebla, Alito en tono pausado, tranquilo, solo habría exclamado: “Habrá consecuencia para Estefan”.
Los siguientes seis meses todo parecía estable en el PRI. Creció la idea de que Jorge Estefan Chidiac se venía perfilando para ser el candidato priista a senador por Puebla.
Por ahí de agosto del año pasado, Alito mandó el mensaje: él no será candidato a ningún cargo de elección popular. Se estaba cobrando el agravio de diciembre de 2022.
A principios de este año fue la ruptura total. Ahora Estefan opera en contra del PRI.