Analizar los números de las pasadas elecciones, sin lugar a dudas arroja conclusiones importantes, observar los datos y sacar conclusiones es como realizar una autopsia.
Para quienes se van a ver las caras en el 2024, sin duda, esta columna debe de ser imperdible para tomar las previsiones correspondientes.
De entrada, podemos decir que nadie se equivocó al pronosticar que la elección local, será muy cerrada, tal como ocurrió en el 2018, independientemente de que a la par se lleve a cabo una elección federal concurrente en donde se elegirá a presidente de la República, senadores y diputados federales.
Una segunda lectura es que queda claro que en Puebla sí se da el voto diferenciado, o al menos así ocurrió en el 2018, la gente votó por la persona y no por la marca, de ahí que haya ganado Morena la elección presidencial con una votación histórica a favor de López Obrador, con un millón 754 mil sufragios, la cuarta mayor votación a favor del tabasqueño, solo detrás del Estado de México, la CDMX y Veracruz, en donde el hoy presidente obtuvo 4 millones 373 mil votos, 3 millones 118 mil y más de 2 millones de sufragios, respectivamente.
El 2018, la última elección local en donde se eligió a gobernador de seis años a la par de presidente de la República, así como 217 presidencias municipales y 26 diputaciones locales, registró de entrada una participación histórica del 67.64 por ciento.
Cabe señalar que en 2019 se llevó a cabo una elección extraordinaria a gobernador, por la muerte de Martha Erika Alonso, pero las circunstancias fueron diferentes debido a que no estuvieron en juego las alcaldías, ni las diputaciones. La participación para esta elección extraordinaria se cayó al 32.3 por ciento.
En 2021 se llevó a cabo otra elección concurrente, la segunda en la historia de Puebla, pero solo se eligieron, diputados locales, presidentes municipales y diputados federales, no estuvieron en juego, ni la presidencia de la República, ni el senado, ni la gubernatura.
2018 es, pues, la elección que mejor nos puede servir como referente para el 2024 y a nadie le cabe la menor duda de que tanto el bloque de Morena y sus aliados como el Frente encabezado por Acción Nacional, van con sus mejores hombres en las personas del senador Alejandro Armenta Mier, así como el edil capitalino, Eduardo Rivera Pérez.
En la elección del 2018 estuvo en juego un padrón electoral de 4 millones 500 mil 580 ciudadanos, inscritos y con credencial para votar con fotografía, de los cuáles votaron un total de 3 millones 023 mil 553 personas. Los votos válidos sumaron 2 millones 849 mil 530, mientras que, ojo, los votos nulos ascendieron a 129 mil 023, equivalente al 5 por ciento del total de la votación.
Este punto es muy interesante y nadie ha podido explicar a qué se debió este fenómeno, el cual fue superior a la votación que registraron fuerzas políticas como Movimiento Ciudadano (MC), Compromiso por Puebla, Pacto Social de Integración, Nueva Alianza, el PRD, el PT y el, entonces existente, Partido Encuentro Social (PES).
Los votos nulos registrados en esa elección que llamaremos “atípica”, fueron la cuarta fuerza electoral en Puebla, solo detrás de los sufragios obtenidos por Morena, Acción Nacional y el PRI. Este es un punto fino que no hay que perder de vista.
La ganadora de la elección fue la panista Martha Erika Alonso, quien fue cobijada por una coalición de fuerzas políticas como Movimiento Ciudadano, el PRD, Nueva Alianza, Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración.
Enfrentó en este proceso al candidato de Morena, Miguel Barbosa, quien fue cobijado por los Partidos del Trabajo y Encuentro Social, ya extinto.
El PRI registró como su candidato a gobernador, al exrector de la BUAP y ex presidente municipal, Enrique Doger Guerrero, y el Partido Verde, al exsecretario de Desarrollo Económico Michel Chaín Carillo.
El diseño de aquella elección por parte de Rafael Moreno Valle y de su equipo, fue el de concentrar el voto de los seis partidos, cuatro nacionales y dos locales, para arropar a Martha Erika y pulverizar el voto entre estas mismas fuerzas políticas, en la elección a diputados locales y presidentes municipales, una auténtica genialidad que a la postre le valió el triunfo a su entonces esposa.
Martha Erika ganó la elección con un total de un millón 153 mil 079 votos, de los cuales el 43 por ciento los aportó el PAN, equivalente a poco más de 495 mil votos, el resto los aportaron los aliados, los cuales resultaron clave para poder obtener la victoria.
Por su parte, Miguel Barbosa obtuvo un total de un millón 031 043 sufragios, es decir, el morenista perdería por 122 mil 036 sufragios, un auténtico suspiro, 3 puntos porcentuales entre ganador y perdedor.
Otro punto que no se debe de perder de vista es también el rol que jugó el PRI y su candidato, Enrique Doger Guerrero, en esa elección en donde el tricolor obtuvo un total de 555 mil 041 votos, es decir, casi 60 mil votos más que los que Acción Nacional le dio a Martha Erika y que también fueron fundamentales para evitar el triunfo de Barbosa, porque una buena parte de sus esos sufragios, seguramente hubieran sido para Morena. Doger tuvo el 18.36 por ciento del total de la votación, nada despreciable.
Tampoco hay que perder de vista el papel que jugó el Partido Verde, quien en esa elección fue solo, con su candidato a la gubernatura, Michel Chaín Carillo, quien tuvo 153 mil votos, para el 5 por ciento del total de la votación.
El PRI y el Verde jugaron un papel preponderante en aquella elección para el triunfo de Martha Erika Alonso, juntos sumaron en aquella elección 708 mil votos, los cuales, muy seguramente de no haber estado en la boleta, hubieran sido para Morena y Miguel Barbosa.
Un apunte final es que, en esa elección, dos empresas, Arias y Massive Caller, pronosticaron el triunfo de Martha Erika Alonso por 3 puntos de ventaja sobre Miguel Barbosa.