¿Qué hacía ayer por la tarde el subsecretario de Gobernación, Andrés Villegas, en un restaurante del Viaducto, en la Alcaldía Venustiano Carranza?
La pregunta viene a cuento porque mientras en Puebla pobladores de Coyomeapan anunciaban que se movilizarían a la capital, el aún subsecretario se dedicó a atender temas exclusivamente partidistas, en la Ciudad de México.
El caso Coyomeapan, si bien se trata de un problema heredado, no puede ser soslayado, menos cuando los pobladores han acusado que existe un apoyo parcial, superficial, fingido, en las demandas que sostienen.
El área de Gobernación, que está a cargo de Villegas Mendoza, es la encargada de atender y solucionar los conflictos y de esa manera contribuir a la gobernabilidad del estado.
La comida en Sobre Maderos Grill, para sumar a gente de Nacho Mier al proyecto de Alejandro Armenta, fue una actividad que quedó completamente fuera de lugar.
¿Qué esperará para poner claras sus prioridades?
Hace unos días revelé en esta misma columna que Andrés Villegas había sido señalado por la venta de candidaturas en Morena, utilizando el cargo que actualmente ostenta.
La subasta de las diputaciones locales cuenta con un sistema peculiar: “El modus operandi de Villegas se basa en la complicidad de algunas mujeres allegadas al defenestrado aspirante Julio Huerta Gómez, exsecretario de Gobernación y primo del extinto gobernador Luis Miguel Barbosa, quienes hacen la función de enlace entre los suspirantes a alguna candidatura con el directivo morenista”, escribí el martes 21 de noviembre de este año.
“Si los principios del movimiento son ‘no robar, no mentir y no traicionar’, tal parece que el subsecretario de Gobernación decidió pasárselos por el arco del triunfo: ¿Acaso querrá recuperar una parte de lo invertido en la millonaria campaña de Don Julio?”, cuestioné en esa misma entrega.
¿Continuará Andrés Villegas estirando la liga?
Veremos y diremos.
SOS desde Serdán
El envío –como cajas de mercancía– de mujeres privadas de su libertad de los Ceresos estatales y municipales al Cereso de Ciudad Serdán, es solo la punta de la madeja de las irregularidades y violaciones a los derechos humanos de ellas.
Condiciones insalubres, decomiso de productos donados por agrupaciones y voluntariados, falta de trabajo, alimentos caducados e insuficientes, son el calvario de cientos de mujeres que se encuentran presas, la mayoría sin una sentencia firme.
La promesa de concentrarlas en un penal femenil terminó, como muchos proyectos barbosistas, en una mentira más.
Sorprende la inacción de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y de algunas dependencias estatales que, pasado mañana, el 25 de noviembre (25-N) se vestirán de naranja y pedirán un alto a la violencia contra las mujeres.
¡Vaya contradicciones!