La inoperancia de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla (CDH Puebla) queda constatada en un caso grave: hace un año y un mes, dos agentes de la Policía Municipal de la capital entraron de manera ilegal a un inmueble, sin que hubiera algún mandato judicial o algún llamado de auxilio. Al perecer querían agredir o secuestrar a los propietarios de esa vivienda. Pese a que está grabado el ingreso indebido de los uniformados, la CDH 13 meses después no ha movido un solo dedo para investigar a los agentes de seguridad pública.
El caso no tiene extravío, era muy fácil investigarlo. Las cosas sucedieron así:
El 27 de julio de 2022, en la casa marcada con el número 2304 de la colonia Héroes de Nacozari de la ciudad de Puebla, se observa en un video cómo llega una patrulla de la Policía Municipal, que es una camioneta pick-up, para detenerse exactamente enfrente del inmueble en cuestión, sin importar que bloqueaba totalmente el paso en la calle.
El automotor oficial no llevaba prendidas la sirena y las luces intermitentes. Es decir, los tripulantes quieren pasar inadvertidos. Los oficiales que iban en el automotor son: David Miranda Gutiérrez, que tiene la placa B-329, y José Arnulfo Ángel Morales, que cuenta con la placa B-775.
Uno de los uniformados se bajó con toda calma de la camioneta, sacó unas llaves y las empezó a probar en el portón negro de la casa en cuestión.
Todo parece indicar que primero quería constatar que podían abrir la puerta. Cuando llevan varios intentos probando las llaves se aparece un auto rojo, modelo compacto, cuyo conductor le toca el claxon a la patrulla para que lo deje pasar. El vehículo oficial tarda como unos 20 segundos en hacer caso al automovilista que no puede circular.
Finalmente, cuando el uniformado hace señas a su compañero de que ya abrió el portón, el conductor de la patrulla pone en reversa la camioneta para estacionarla, despejar la calle y dejar pasar al auto rojo.
El policía que abrió entra un poco en la vivienda. Luego regresa a la patrulla y conversa con el conductor. Después de unos segundos, ambos agentes deciden entrar juntos al inmueble. Caminan con sigilo. No desenfundan sus armas de fuego. Ingresaron con un caminar tranquilo. No actuaban como normalmente lo hacen los agentes de seguridad pública cuando alguien pide su intervención.
Al cabo de un rato, los dos uniformados salen de la casa allanada ilegalmente caminando de manera tranquila. En una actitud de no querer llamar la atención y se marchan.
¿Por qué duró poco su incursión? Porque no había nadie en la casa y, por tanto, no pudieron cumplir su propósito de amedrentar, golpear o secuestrar a los moradores del inmueble.
Todo lo anterior quedó asentado en el número de expediente 548/2022 de la CDH, luego de que los propietarios de la casa, los hermanos Luz María y Guillermo Rodolfo Yzasmendi Arellano, se presentaron a denunciar la actitud ilegal de esos agentes de la Policía Municipal.
Los quejosos expusieron que ellos no permitieron el ingreso a los policías. Que no hay ningún mandato judicial que justifique su presencia. Y constataron que nadie hizo una llamada de auxilio en torno al inmueble y la calle en donde ocurrieron los hechos.
Pasaron lo meses y Guillermo Rodolfo Yzasmendi solicitó a la CDH tener una copia de la queja que levantó. Le negaron ese derecho.
Pidió leer el expediente. También le negaron esa posibilidad.
Un año después de los hechos, volvió a la CDH para preguntar sobre el avance de la investigación y le respondieron que no habían hecho nada. Así de contundente y cínica fue la respuesta.
Se quisieron justificar diciéndole: “Nunca encontramos a su abogado”, a lo cual el afectado respondió que desde hace varios meses ya no utilizaba los servicios de un litigante.
Y cuando reclamó por qué a él nunca lo buscaron, pese a que dejó su dirección, su teléfono, sus contactos vía electrónica, la respuesta fue muy expresiva: un silencio absoluto de quien lo atendió en la CDH.
Ese silencio parecería trasmitir un mensaje entrelínea: en la CDH se protege los abusos de agentes de la Policía Municipal de Puebla.
El titular de la CDH sigue siendo José Félix Cerezo Vélez, un personaje que ha cumplido su cometido: hacer invisible la presencia de la Comisión de Derechos Humanos y que solo sea un organismo de ornato.
En noviembre de 2019 fue electo José Félix Cerezo Vélez como ombudsman de Puebla por el Congreso local.
Había la esperanza de que con la llegada de Morena al poder se le diera un impulso fuerte a la defensa de los derechos humanos.
Todo fue decepción. En Puebla la 4T llegó al poder para proteger el pasado ominoso de Puebla.
Cerezo Vélez al primero que protegió fue a quien le antecedió en el cargo, al insufrible Adolfo López Badillo, que tuvo una labor muy destacada: siendo el protector de los derechos humanos, se dedicó a violar los derechos laborales de quienes trabajaban con él en la CDH.
El actual ombudsman nunca ha movido un dedo contra Facundo Rosas, Víctor Carrancá, Ardelio Vargas Fosado, Eukid Castañón Herrera y una larga, muy larga, lista de figuras morenovallistas que, entre los años 2011 y 2018, sembraron el terror político y social en Puebla.
¿Qué se puede esperar de un personaje así? Nada.