La razón detrás del nombre “Día de la Candelaria” se encuentra en las raíces religiosas cristianas. La fecha conmemora la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, un evento narrado en el Evangelio de Lucas, y la purificación de la Virgen María, cumpliendo así con la tradición judía que dictaba que las mujeres debían ser purificadas cuarenta días después del parto.
Debido a lo anterior, según la creencia judía, se consideraba que las mujeres perdían su pureza al momento de pasar por el parto, por lo que era necesario que se cumpliera un rito establecido para obtener su purificación.
La tradición dicta que el 2 de febrero, exactamente cuarenta días después de Navidad, la iglesia católica celebra la purificación de la Virgen y la presentación de Jesús en el templo,.
En México, la tradición del Día de la Candelaria se dicta con la tradicional costumbre de la Rosca de Reyes (6 enero), donde si sale el “Niño” en algunos de los trozos de pan tradicional, le toca comprar o hacer tamales, los cuales de acuerdo con el calendario azteca, este alimento debería estar elaborado con maíz, ya que es el fruto de la bendición de los alimentos de Dios.
Además, los fieles católicos que siguen la tradición del Día de la Candelaria también acostumbra a asistir a misa y vestir a sus figuras de “Niño Dios”, llevarlos a estas ceremonias, bendecirlos y para ello, los preparan con elegantes y coloridos trajes. El vestuario más típico es el de color blanco.
De igual forma, el 2 de febrero rinde homenaje a la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de La Candelaria. Una Virgen estrechamente vinculada a la historia de las Islas Canarias y en especial de la isla de Tenerife.
Cuenta la tradición que, hacia 1392, esta advocación mariana se apareció ante dos pastores aborígenes guanches que cuidaban su rebaño en la desembocadura del barranco de Chimisay.