La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos llevó a cabo un ataque con drones contra una instalación portuaria en Venezuela, acción que representa la primera operación estadounidense conocida realizada directamente dentro del territorio venezolano. La ofensiva ocurrió la semana pasada, correspondiente al periodo del 22 al 28 de diciembre, según reportó The New York Times, citando a fuentes vinculadas a la operación.
El objetivo fue un muelle que, de acuerdo con funcionarios estadounidenses, habría sido utilizado por el Tren de Aragua, una banda transnacional de origen venezolano, para almacenar narcóticos y preparar su traslado en embarcaciones con destino internacional. CNN había informado previamente sobre un ataque similar a inicios de mes; sin embargo, el Times precisó que la acción confirmada ocurrió en fechas recientes.
Fuentes consultadas bajo anonimato indicaron que el sitio se encontraba vacío al momento del impacto, por lo que no se registraron víctimas mortales. Pese al nivel de secretismo que rodea las operaciones de la CIA, el presidente Donald Trump reconoció públicamente la autoría estadounidense.
“Hubo una gran explosión en la zona del muelle donde cargan las drogas en los barcos”, declaró el mandatario ante periodistas en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Añadió que la operación se realizó sobre el área de implementación del cargamento, afirmando que “esa zona ya no existe”.
Tanto la Casa Blanca como la CIA se negaron a brindar una postura adicional o detalles técnicos sobre la ejecución del ataque, lo cual mantiene abiertas interrogantes respecto al uso específico de drones, rutas de operación y coordinación militar.
Caracas denuncia acoso y escalada de agresiones
El gobierno venezolano no emitió comentarios directos sobre la ofensiva, aunque altos funcionarios han atribuido a Washington una campaña sistemática de hostigamiento. Diosdado Cabello, ministro del Interior venezolano, acusó a Estados Unidos de llevar “27 semanas de locura imperial, de acoso, amenazas, ataques, persecuciones, robos, piratería, asesinatos”, y cuestionó el silencio de la comunidad internacional.
Según las autoridades de Maduro, el despliegue aeronaval estadounidense en el Caribe –activo desde mediados de año– constituye una amenaza directa y una estrategia para impulsar un cambio de régimen. La tensión bilateral aumentó en semanas recientes tras la confiscación de dos buques con crudo venezolano y la orden del gobierno estadounidense de bloquear barcos petroleros sancionados.
Una estrategia que se traslada de mar a tierra
Hasta antes de esta operación, las acciones de presión impulsadas por la Casa Blanca se habían limitado a aguas internacionales, principalmente con la destrucción de embarcaciones sospechosas de transportar drogas. Trump había advertido en semanas previas que Washington comenzaría a atacar “objetivos en tierra” como parte de una intensificación de la campaña contra el gobierno de Nicolás Maduro.
La operación en el puerto venezolano constituye el primer indicio tangible de ese giro estratégico, abriendo un nuevo escenario de confrontación militar indirecta y elevando la preocupación por el alcance y consecuencias geopolíticas de futuras acciones.
Por ahora, no se han anunciado represalias formales por parte de Caracas ni una postura de organismos multilaterales como la ONU, cuya ausencia de pronunciamiento también fue cuestionada por Cabello.




