La opositora venezolana María Corina Machado, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025, no logró llegar a Oslo para recibir el galardón debido a dificultades para desplazarse desde Venezuela. Su hija, Ana Corina Sosa Machado, leyó el discurso durante la ceremonia oficial en el Ayuntamiento de Oslo, donde un gran retrato de la dirigente simbolizó su presencia.
En el mensaje, Machado afirmó que la democracia solo puede sobrevivir si los ciudadanos “están dispuestos a luchar por la libertad”. Destacó que el reconocimiento tiene un significado profundo para Venezuela y para el mundo, al recordar que “la democracia es esencial para la paz”. Agregó que la experiencia venezolana demuestra que la libertad se conquista día a día y que “un pueblo que elige ser libre contribuye a toda la humanidad”.
Machado, de 58 años, debía recibir el premio pese a la prohibición de viaje impuesta por las autoridades venezolanas durante una década y tras pasar más de un año escondida. En un audio difundido por el Instituto Nobel, aseguró que está “de camino a Oslo”, aunque no se precisó desde dónde viajaba ni la hora exacta de su llegada.
La opositora recordó que los venezolanos no advirtieron a tiempo el deterioro institucional del país. Afirmó que desde 1999, con la llegada de Hugo Chávez al poder, el régimen comenzó a “desmantelar la democracia”. También mencionó que muchos creyeron que el carisma del entonces mandatario podía sustituir el Estado de derecho, lo que —dijo— permitió el avance de un sistema que calificó como dictatorial.
Machado fue inhabilitada para participar en las elecciones presidenciales de 2023 pese a ganar las primarias opositoras, y se ocultó en 2024 después de que aumentaran las detenciones contra dirigentes opositores.
En Oslo la acompañan su hija, su hermana Clara Machado y su madre Corina Parisca. También acudieron figuras de la oposición venezolana como Edmundo González Urrutia, además de los presidentes de Panamá, Argentina, Paraguay y Ecuador, invitados por la galardonada.
No es la primera vez que un Nobel de la Paz no puede recibir el premio personalmente; casos como Liu Xiaobo, Ales Bialiatski y Narges Mohammadi marcaron precedentes similares.




