Los países europeos instaron el miércoles 1 de octubre, a Israel a garantizar la seguridad de sus ciudadanos a bordo de los barcos de ayuda humanitaria con destino a Gaza, tras la interceptación de la Flotilla Global Sumud ese mismo día.
La flotilla, compuesta por unos 50 barcos con más de 500 voluntarios de más de 40 países, tiene como objetivo desafiar el bloqueo naval de Israel y entregar alimentos y ayuda médica a los palestinos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí confirmó el miércoles que “detuvo varios barcos de la flotilla” y que el proceso se había desarrollado “de forma segura” y que “los pasajeros están siendo trasladados a un puerto israelí”.
Las autoridades portuguesas confirmaron que tres ciudadanos, entre ellos un miembro del Parlamento, han sido detenidos.
El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, se comprometió a proporcionar “todo el apoyo consular” a través de su embajada en Tel Aviv para garantizar sus derechos y su regreso seguro.
El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, expresó su condena “de la manera más enérgica”, ya que también había ciudadanos italianos a bordo. Añadió que había autorizado la “intervención inmediata” de una unidad de la marina, que se dirige a la zona para posibles operaciones de rescate.
Francia y España también expresaron su preocupación e instaron a Israel a garantizar la seguridad de sus ciudadanos, su derecho a la protección consular y permitir su rápido regreso.
A última hora del miércoles por la noche, la flotilla denunció la “agresión activa” del Ejército israelí en Telegram, señalando que el buque Florida fue “embestido deliberadamente en el mar”, mientras que el Yulara, el Meteque y otros fueron alcanzados por cañones de agua.
Aunque todos los miembros de la tripulación resultaron ilesos, “estos ataques ilegales contra buques humanitarios desarmados constituyen un crimen de guerra”, afirmó la delegación.