La ciudad de Los Ángeles (California, EE. UU.) vivió este domingo una jornada marcada por el caos y la tensión, luego de que cientos de manifestantes se enfrentaran a fuerzas federales y locales en protesta por las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). En respuesta, el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de más de 2 mil elementos de la Guardia Nacional, una decisión que ha sido ampliamente criticada por autoridades estatales y federales.
Desde el viernes, ICE ha llevado a cabo operativos en diversos puntos del sur de California, lo que desencadenó protestas continuas que alcanzaron su punto más álgido este domingo frente al edificio federal Edward R. Roybal y el Centro de Detención Metropolitano, donde se reportaron enfrentamientos con gases lacrimógenos, arrestos y destrozos a vehículos de la empresa de transporte autónomo Waymo.
“Los Ángeles ha sido invadida y ocupada por inmigrantes indocumentados y criminales”, declaró Trump a través de su red social Truth Social. El mandatario calificó las protestas como una “insurrección” y prometió que “Los Ángeles será liberada”. Agregó: “Instruyo a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; al secretario de Defensa, Pete Hegseth; y a la fiscal general, Pam Bondi, a tomar todas las medidas necesarias”.
“Una gran ciudad estadounidense, Los Ángeles, ha sido invadida y ocupada por extranjeros ilegales y criminales. Ahora, multitudes violentas e insurreccionales están atacando a nuestros agentes federales para intentar detener nuestras operaciones de deportación. Pero estos… pic.twitter.com/4oqMuCQX7K
— RETO diario (@retodiariomx) June 9, 2025
Granadas aturdidoras contra manifestantes
La policía local declaró ilegal la concentración en el centro cívico y lanzó una alerta táctica tras reportar agresiones a oficiales con botellas y fragmentos de concreto. En redes sociales se difundieron imágenes de vehículos incendiados y bloqueos en la autopista 101, donde la Patrulla de Caminos utilizó granadas aturdidoras para dispersar a manifestantes.
Mientras tanto, figuras como Kamala Harris y el gobernador Gavin Newsom condenaron la respuesta federal. “La decisión de desplegar la Guardia Nacional no responde a la seguridad pública, sino al miedo”, dijo Harris. Newsom advirtió: “Esto constituye una grave violación de la soberanía estatal”.
Aunque el gobierno federal no ha invocado formalmente la Ley de Insurrección, el secretario de Defensa afirmó que los Marines de Camp Pendleton están en alerta máxima. “Tolerancia cero para atacar a agentes federales”, sentenció Pete Hegseth.