En el Regina Caeli de Pentecostés, León XIV invocó el don de la paz ante 80.000 fieles, y los conectados a través de los medios de comunicación, a los que dio las gracias.
“Sólo un corazón pacífico puede difundir la paz, en la familia, en la sociedad, en las relaciones internacionales”, externó.
“Un don que hay que pedir al Espíritu Santo, para que nos comprendamos a pesar de nuestras diferencias, para que tengamos el valor de superar las fronteras”, señaló.
El Pontífice imploró “valentía” a los responsables políticos para “gestos de distensión y de diálogo”.
Antes un mundo desgarrado por guerras, León XIV dirigió su pensamiento a los gobernantes, sobre los que ya se expresó una intención en la oración universal de la Misa.
“Que el Espíritu de Cristo resucitado abra caminos de reconciliación dondequiera que haya guerra; que ilumine a los gobernantes y les dé el valor de hacer gestos de distensión y de diálogo”, dijo.
Al final de la Misa, el papa confío que los representantes de asociaciones, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, que han participado en gran número con ocasión del Jubileo a ellos dedicado, el mandato de convertirse en testigos de esperanza en sus propios ambientes de trabajo y de vida.
“Queridos hermanos y hermanas, con la fuerza del Espíritu Santo salid renovados de este vuestro Jubileo. Id y llevad a todos la esperanza del Señor Jesús”, concluyó.