Este viernes fue instalada la chimenea del cónclave en la Capilla Sixtina, uno de los símbolos más emblemáticos del proceso de elección papal. A partir del 7 de mayo de 2025, 133 cardenales menores de 80 años se reunirán en el Vaticano para elegir al sucesor del papa Francisco, en un evento que acapara la atención mundial.
La chimenea, colocada por los bomberos del Vaticano, estará conectada a dos estufas: una antigua de 1939, utilizada para quemar las papeletas después de cada votación, y otra moderna de 2005, que permite añadir sustancias químicas para teñir el humo.
Esta técnica se emplea para comunicar los resultados del cónclave al exterior: humo negro si no hay decisión, y fumata blanca si se ha elegido al nuevo pontífice. También se utilizará humo amarillo para pruebas previas al inicio de las votaciones.
La Capilla Sixtina fue cerrada al público desde el pasado lunes para ser acondicionada con mesas y bancas destinadas a los debates de los purpurados, en un entorno cargado de simbolismo bajo el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel.
El proceso de elección requiere una mayoría de dos tercios, es decir, 89 votos, para que uno de los cardenales sea nombrado papa.