La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) destituyó a su principal funcionario en México el año pasado, por sostener contactos inapropiados con abogados del narcotráfico, lo que puso fin a su mandato, el cual estuvo marcado por el flujo récord de cocaína heroína, fentanilo.
Luego de un año como director regional de la DEA, función en la que cual se supone que debía supervisar a docenas de agentes en México, América Central y Canadá, Nicholas Palmari fue visto sociabilizando con abogados del narcotráfico en sus vacaciones de Miami, Estados Unidos.
Además, también fue investigado por distintas faltas administrativas que provocaron alerta entre sus superiores, como lo fue que durante la pandemia de COVID-19 dos agentes tuvieron que ser trasladados en avión fuera del país. La segunda se divulgó la semana pasada, cuando descubrió que Palmari aprobó fondos para la lucha contra el narcotráfico para pagar su propia fiesta de cumpleaños.
La situación no debe tomarse a la ligera, pues el puesto de director regional en México es el más importante de las operaciones extranjeras de la DEA, por lo que este encuentro con abogados del narco es, por lo menos, escandaloso.
Phill Jodan, ex director del Centro de Inteligencia de la DEA en El Paso, Texas, señaló que la situación es todavía más escandalosa si se toma en cuenta la situación de México y los cárteles del narcotráfico. Señaló que el director de México tiene que ser la figura más fue de la operación, pues la mayoría de los cargamentos de droga pasan por la frontera con México.
Este es solo uno de los casos de mala conducta por parte de directores y agentes en el extranjero, pues la DEA decidió revisar las operaciones foráneas en 69 países, para así poner fin y regular las actividades de la agencia en el extranjero.
El año pasado, fiscales federales acusaron a un agente de la DEA y a un ex supervisor de filtrar información de las fuerzas del orden público a dos abogados anónimos en Miami a cambio de 70 mil dólares.
Incluso, se logró determinar que uno de estos abogados era David Macey, especializado en defensas de personas acusadas de narcotráfico, quien recibió a Nichilas Palmari en su casa de Cayos de Florida, viaje que no tuvo ningún propósito laboral y rompió las reglas internas de la DEA. Por su parte, Palmari reconoció que se quedó en casa del abogado porque su esposa fungía como traductora en un caso de otro abogado.
Detalló, además, que él acudió a la residencia para investigar una fuente confidencial, pero tras la investigación se determinó que en realidad sostuvo una reunión social en la que se bebió vino y no hubo ningún intercambio de información. Además, a esto se agrega que no hubo ningún documento que probara que se obtuvo información confidencial.
Esta reunión provocó que Palmari fuera transferido a Washington en mayo de 2021, pero renuncio en marzo del año pasado, en su dimisión explicó que no había mostrado su mejor juicio. Aunque, agregó que las indagatorias por mala conducta son una cacería de brujas provocada por celos profesionales, que tenían la intención de destituirlo del cargo.
Trabajadores cercanos a Palmari detallaron que durante su administración se obsesionó con atrapar a Rafael Caro Quintero, el capo del narcotráfico que mandó secuestrar y asesinar al agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, por lo que se concentró en esto y no en priorizar objetivos menos llamativos como frenar la comercialización de los productos que se utilizan en producir el fentanilo.
Por su parte el ex embajador de Estados Unidos en México, Chistopher Landau, señaló que este es uno de los mayores problemas de la DEA, que sus agentes se concentran en capturar a los grandes jefes del narcotráfico y no en desmantelar las pequeñas operaciones y rutas comerciales de droga, lo cual ha terminado por afectar las relaciones de Estados Unidos en México.