Con veladoras encendidas y zapatos vacíos colocados en la explanada del Zócalo, familiares de personas desaparecidas en Puebla se sumaron al luto nacional por el hallazgo de cientos de restos humanos calcinados en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, un sitio identificado como centro de exterminio del crimen organizado.
En medio de una vigilia simbólica, María Luisa Núñez Barojas, activista y fundadora del colectivo Voz de los Desaparecidos, expresó el sentir de las familias que han vivido en carne propia la tragedia de la desaparición.
“Nuestra esperanza está de luto, ahora no hay palabras para expresar lo que sentimos”, dijo con la voz entrecortada.
La activista reprochó la falta de reconocimiento del problema por parte del gobierno. “Muchos sabemos que estos lugares existen, pero nadie lo quiere aceptar. Y cuando digo nadie, me refiero al Estado, porque los únicos que nos atrevemos a decir la verdad somos las familias, las madres, los buscadores”, sentenció.
Durante el acto, Núñez Barojas exigió al gobernador de Puebla atender de primera mano el dolor de quienes buscan a sus desaparecidos y no maquillar las cifras.
“Es necesario que el gobernador escuche de viva voz a quienes sufrimos esta tragedia y conozca los otros datos, los que sí son reales”, enfatizó.
Además, urgió a las autoridades estatales a destinar mayores recursos a la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla (Cbpep), pues aseguró que el personal no cuenta con herramientas suficientes para realizar su labor.
También pidió a la Fiscalía General del Estado y a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (Ceavi) mejorar la atención y las investigaciones para evitar que las familias sean revictimizadas cuando acuden a pedir apoyo.
El acto concluyó con una ceremonia religiosa y un gesto de unidad: activistas, ciudadanos y familiares de víctimas se tomaron de las manos para exigir justicia y una respuesta efectiva de los tres niveles.