El mundo de la música tropical está de luto. El reconocido pianista mexicano Pepe Arévalo, conocido como “El León de la Salsa”, falleció a los 86 años la madrugada de este viernes, tras un mes de lucha en terapia intensiva debido a un infarto cerebral. La noticia fue confirmada por su hijo, el periodista José Luis Arévalo, a través de un noticiario en vivo en N+.
Un mes de batalla por su salud
Pepe Arévalo fue internado en enero tras sufrir un infarto cerebral que lo dejó con secuelas graves, incluyendo parálisis en el lado izquierdo de su cuerpo. A pesar de los esfuerzos médicos y la esperanza de su familia, su estado de salud se mantuvo reservado hasta su fallecimiento. José Luis Arévalo destacó la fortaleza de su padre en sus últimos días:
“Luchó como un león, pero ya tenía que descansar. Agradezco a todos los que enviaron sus oraciones y mensajes de apoyo”.
Un legado imborrable en la música tropical
Josué Ambrosio Arévalo Gama, nombre real del artista, inició su carrera musical a los 13 años, tocando en agrupaciones de son en Ciudad de México y Acapulco. Su talento lo llevó a colaborar con leyendas como Celia Cruz, Daniel Santos y Toña “La Negra”, hasta que formó su propia orquesta: Pepe Arévalo y sus Mulatos.
La agrupación dejó una huella imborrable en la música afroantillana con éxitos como “Falsaria (Oye Salomé)”, “Jaula dorada”, “Compréndala” y “Urge”. Además, Arévalo fue uno de los impulsores del movimiento La rumba es cultura, fomentando la apreciación de la música tropical en espacios culturales.
Homenaje póstumo en el Sindicato de Músicos
En honor a su trayectoria, el próximo 9 de marzo se realizará un homenaje en el Sindicato de Músicos, donde se espera la participación de una orquesta sinfónica y diversos artistas que rendirán tributo a su legado. El evento estará abierto al público, permitiendo que seguidores y colegas del pianista puedan despedirse de él.
La música mexicana pierde a uno de sus grandes exponentes, pero su legado seguirá vivo en cada acorde de salsa y son que hizo vibrar a generaciones. ¡Descansa en paz, Pepe Arévalo!