La fiebre por Cristiano Ronaldo se ha desatado en México. Apenas iniciaba la preventa exclusiva para tarjetahabientes Banorte de los boletos para el histórico México vs. Portugal, programado para el 28 de marzo de 2026 en la reinauguración del estadio Azteca (ahora estadio Banorte), y la plataforma Fanki colapsó como si fuera el último gol de la Champions.
Miles de aficionados, ansiosos por presenciar la primera visita del “Bicho” al Coloso de Santa Úrsula, se toparon con errores, pantallas en blanco y promesas de reembolso que suenan a consuelo de perdedor. ¿El culpable? El magnetismo de CR7, que promete convertir este amistoso en la taquilla más jugosa de la historia del estadio.
El encuentro, clave en la preparación del Tri rumbo al Mundial 2026, donde el Azteca será sede de cinco partidos, incluido el inaugural México vs. Sudáfrica, no es cualquier cosa.
Será la primera vez que Ronaldo, el máximo goleador histórico de selecciones con 133 tantos, pise territorio mexicano en su carrera de 23 años. Acompañado de cracks como Bruno Fernandes y Vitinha, Portugal llega como rival de élite para Javier Aguirre y su escuadra, en un duelo que servirá de “prueba de fuego” antes del torneo que México coorganiza con EE.UU. y Canadá.
Pero el verdadero show empezó hoy a las 9:00 horas, cuando la boletera colombiana Fanki, nueva aliada del estadio tras despedirse de Ticketmaster, abrió sus puertas virtuales… solo para cerrarlas de golpe.
En redes sociales, el lamento fue colectivo: “Fanki no aguanta ni cinco minutos con el poder de CR7”, tuiteó un usuario frustrado, mientras otro bromeaba con un meme de Ronaldo jugando solo en el Azteca vacío.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) entró al quite de inmediato, exigiendo a Fanki información clara y oportuna para evitar fraudes, pues ya circulan sitios piratas ofreciendo “boletos VIP” a precios inflados. La empresa respondió suspendiendo la venta temporalmente y reprogramándola para mañana 11 de diciembre, de 9:00 a 23:59 horas, extendida al 12.
“Estamos ajustando servidores para esta demanda histórica”, justificaron en un comunicado, pero el daño está hecho: miles de fans ya se resignan a la reventa, donde los precios podrían duplicarse.
¿Y cuánto duele en el bolsillo esta euforia? La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y Fanki desglosaron una gama de opciones que van desde lo accesible hasta lo prohibitivo, pensada para que nadie se quede fuera… en teoría.
Los más baratos, en las gradas altas laterales, son un guiño a la afición popular: por 500 pesos, un hincha promedio puede gritar “¡Siuuu!” desde las alturas. Pero si sueñas con cercanía al césped, prepárate: los “Premium A” en el Chairman Club, con accesos exclusivos, pantallas 4K y who knows qué más, rozan los 9 mil. Y ojo: la preventa es solo para Banorte (con pagos a meses sin intereses), limitada a 4 boletos por cuenta para evitar revendedores. La venta general, aún sin fecha, promete ser una guerra cibernética peor.
Aquí va la tabla oficial de precios confirmados ayer y que anticipan ingresos por encima de los 120 millones de pesos:
Zona / Localidad
- Alto Lateral UF / Alto Norte UF / Alto Sur UF: 500 pesos
- Zona para personas con discapacidad: 1 mil 750 pesos
- Media Lateral / Media Norte / Media Sur: 2 mil 500 – 3 mil 500 pesos
- Baja Norte / Baja Sur: 4 mil – 5 mil pesos
- Premium B / Premium C: 6 mil – 7mil pesos
- Premium A Chairman Club: 9 mil pesos
Este no es solo un partido; es el renacer del Azteca tras 18 meses de remodelación millonaria (unos 80 millones de dólares invertidos en asientos nuevos, suites VIP y tech como Wi-Fi full y pantallas LED). El estadio, que ya vio finales de Mundiales en 1970 y 1986, se luce con capacidad para 90 mil almas, un boost de 10 mil espectadores.
“Es una invitación a vivir la historia desde la primera fila”, tuiteó Banorte, pero hoy, esa “primera fila” se siente más lejana que un penal fallado.
Mientras Fanki se recompone, los fans cruzan los dedos. Pero si algo dejó claro este debut caótico, es que el “efecto Cristiano” no perdona: ni servidores, ni presupuestos, ni ilusiones. Solo goles… y tal vez, un par de lágrimas digitales.




