Dicen los que saben que los hechos ocurridos este fin de semana marcarán la agenda de la semana.
Me refiero a las protestas en la BUAP, en la caseta de Atlixco y en la Policía Municipal de la capital poblana.
Donde quedó demostrado que cuando hay unidad y presión, las instituciones no tienen más remedio que reaccionar.
Recordemos:
En la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), estudiantes alzaron la voz exigiendo transparencia y mejores condiciones dentro de la institución.
Y lo que inició como un murmullo en redes sociales se convirtió en un movimiento que sacudió a la administración universitaria, dejando en evidencia la desconexión entre las autoridades y la comunidad estudiantil.
Mientras que la manifestación de habitantes de Santa Isabel Cholula generó el cierre de la autopista Puebla-Atlixco por la desaparición de dos menores.
Terminó con la localización de las jóvenes, y con muchos enojados y afectados.
Por otro lado, en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la presión de los policías tras el asesinato de dos de sus compañeros generó un movimiento que pocos esperaban.
Quedando demostrado que en la corporación hay números rojos, y que la renuncia de ciertos mandos dejó claro que la paciencia de la gente tiene un límite.
Por cierto, quien tuvo una reacción rápida y atinada fue el alcalde de Puebla, Pepe Chedraui, quien desde el primer momento que se enteró de los hechos y los movimientos de protesta, actuó.
Condenó los hechos, ofreció una investigación detallada y entabló una mesa de diálogo donde, palabras más, palabras menos, cayó el subsecretario de Operatividad Policial, Gustavo Alonso González Zapata “Sauce”.
En fin.
La pregunta es: ¿estos cambios serán el inicio de una transformación real en ambas instituciones?, ¿o solo fueron sacudidas de fin de semana?
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