Mientras estados como Quintana Roo, Jalisco y Ciudad de México celebran una recuperación turística sostenida tras los estragos de la pandemia, Puebla sigue buscando su lugar en el mapa nacional.
Los datos más recientes muestran que aunque el turismo ha repuntado en varios destinos del país, en Puebla los números aún no alcanzan los niveles de 2019. Como podemos observar en los datos revelados propiamente en el Observatorio Turístico de la Secretaría de Turismo de Puebla: https://www.uv.mx/cuo/files/2024/10/2.-OBSERVATORIO-TURISTICO-DE-PUEBLA.pdf
Donde también se observa que Puebla ocupa el decimotercer lugar de las entidades que más contribuyen al PIB Turístico. Este rezago no solo responde a factores globales, sino también a una falta clara de dirección local: actualmente, el estado no cuenta con un/a secretario/a de Turismo estatal.
La ausencia de una figura al frente de esta área clave genera incertidumbre y una sensación de abandono en un sector que, bien gestionado, puede ser motor de desarrollo económico, cultural y social. Más aún cuando Puebla cuenta con fortalezas innegables: una gastronomía declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y un legado histórico que otros destinos quisieran.
Paradójicamente, mientras otras entidades celebran estrellas Michelin, Puebla –cuna del mole, los chiles en nogada y la cocina conventual– aún no ha sido reconocida por esta prestigiosa guía, que ya ha otorgado 18 estrellas Michelin a restaurantes en México.
Bajo la gestión del fallecido gobernador Rafael Moreno Valle, el turismo vivió uno de sus momentos de mayor impulso, con el lema “No somos playa, somos patrimonio” como estandarte. Hoy, esa visión parece haberse diluido. La promoción turística se ha vuelto intermitente, y las inversiones en infraestructura cultural y turística han disminuido.
Puebla tiene todo para ser un referente nacional e internacional. Es hora de que recupere su lugar en el mapa turístico, no solo por su historia y cultura, sino también por una estrategia clara y un liderazgo comprometido. Solamente que la recuperación no vendrá sola. Y el tiempo corre. Mientras tanto, seguiremos esperando que alguien se acuerde de ponerle la estrella a nuestro mole.