En los últimos días, se han registrado feminicidios con una alarmante característica en común en Puebla, han sido cometidos por las parejas o exparejas de las víctimas. A Adela, su exesposo la mató a machetazos en Chietla. A Liliana la reportaron como desaparecida sus compañeros de trabajo y encontraron su cuerpo en su propia casa, la que compartía con su pareja y presunto feminicida; y a Gabriela, su propia pareja la reportó como desaparecida e incluso participó en una manifestación exigiendo a las autoridades su búsqueda, cuando él la había matado y puesto su cuerpo en el registro de agua de su propia casa.
Claro que los feminicidios ocurren en diversos contextos, pero es innegable que los feminicidios cometidos por las parejas o exparejas de las víctimas están en aumento y son una alerta roja para cuestionar la forma en la que nos estamos relacionando en pareja.
Por eso es importante estar atentas a las señales que se dan al interior de las relaciones que establecemos y salir de ahí a la primera señal de peligro, yo sé que suena fácil y que es más difícil de lo que parece, sin embargo, este es un tema de autocuidado y hasta supervivencia. Por eso, aquí te comparto 8 señales de que estás en una relación abusiva y de que corres riesgo.
1.- Te agrede psicológicamente de forma constante. El objetivo es minar el autoestima de la víctima, con comentarios negativos sobre su físico, su familia, su trabajo, su ropa, su condición económica, etc, para destruir su confianza y seguridad en sí misma, y que todo el tiempo su validación personal dependa del agresor.
2.- Te ha agredido físicamente. Muchas veces las víctimas no se reconocen como víctimas porque piensan que “no fue para tanto”, pero empujones, jalones, manotazos, golpes a la pared o a otros objetos son violencia.
Las violencias contra las mujeres siempre escalan. Un día es un empujón y al otro, un feminicidio.
3.- No respeta tus cosas. Revisa las cosas personales de la víctima, como el celular, pláticas, redes sociales, estados de cuenta, etc.
4.- Controla a quién ves y con quién sales. El agresor aísla a la víctima y destruye su red de apoyo.
5.- Te amenaza. A través de la manipulación y el chantaje, amenaza con lastimar a la víctima, a sus familiares o amistades si cuenta algo de lo que pasa en la relación.
6.- Tiene un arma y te ha amenazado con ella o con usarla contra ti, y esto va desde un arma blanca hasta un arma de fuego.
7.- Es violento en general. Tiene un carácter explosivo y se inmiscuye constantemente en peleas con otras personas al punto de llegar a los golpes o las lesiones, sin importar que la víctima esté ahí.
8.- Ha lanzado amenazas de muerte. Amenaza con matar a la víctima o deseándole la muerte durante una discusión o durante la fase de tensión.
El aumento de la violencia feminicida nos obliga a estar alertas. Por eso es recomendable mantener siempre nuestra red de apoyo cerca, si es necesario pedir ayuda, incluso profesional, y no normalizar la violencia bajo ninguna circunstancia. Ninguna de esas acciones son normales ni son amor.