Después de los últimos acontecimientos generados por el equipo de La Franja, tanto en la Leagues Cup como en la Liga MX, la polémica por la permanencia o salida del DT Pablo Guede encendió las redes sociales.
Una clasificación justa pero rodeada de circunstancias en la Leagues Cup encendió la luz de esperanza en la afición poblana, pensando que, finalmente, el nuevo proyecto implementado por Rafael “Chiquis” García y Gabriel Saucedo empezaba a dar frutos, incluso, la publicación de un video donde se ve a los jóvenes jugadores poblanos festejando el pase a Cuartos de final de Leagues Cup aumentó la percepción de unión y compañerismo.
Desgraciadamente, tres días después, una estrepitosa goleada en Monterrey frente a Tigres, por una diferencia de 7 goles, volvió a poner al equipo en la picota de la crítica.
El crédito de Pablo Guede como estratega del Puebla de verdad es muy pobre en lo que a números se refiere.
Aquí el dilema estriba en saber si de verdad es el único culpable de la situación, si solo viera los resultados, obviamente que la situación sería insostenible, pero conociendo el fondo de la botella le puedo asegurar que es una situación multifactorial.
Mire, usted, empezando porque el equipo forma parte de un consorcio televisivo, el cual tiene por delante muchos retos y situaciones, mucho más importantes que el equipo Puebla.
Para los verdaderos dueños, el equipo es simplemente un accesorio, al cual no se le tiene el mínimo cariño ni atención.
Esa desatención generó la llegada a Puebla, desde hace ocho años, de personajes fuereños que solo vinieron a cobrar un sueldo y a aprovecharse de la situación para hacer negocios particulares, de gente incompetente que solo sigue órdenes para complacer los bajos instintos de gente como Ro(b)a, quien ha sido el principal beneficiado de esta situación.
Convirtió el área de marketing del equipo en Sodoma y Gomorra, donde es conocido por toda la sociedad poblana lo que sucede al interior de esa área, donde hasta un departamento tenían acondicionado en el estadio Cuauhtémoc, disfrazándolo de bodeguita, y ni qué decir de los departamentos que se compraron con dinero del club en la zona de la federal a Atlixco para una de sus amantes.
Se hicieron intentos por traer gente que viniera a mejorar el desastre, desgraciadamente, era tal el daño realizado y tanta gente incrustada que se ha convertido prácticamente en una misión imposible.
Se instaló a un supuesto dueño, que ahora funge ya no como dueño, sino como presidente, que tiene menos fuerza que un Sidral Mundet destapado y que solo sirve para aparentar ser el mero mero, cuando le indican que se tome unas fotografías en algún evento.
A eso, auméntele un presupuesto menor, de donde además, se debió pagar la multa del descenso y las que vengan para el próximo mayo o junio del 2026.
Por cosas como estas y muchísimas más, es que el Puebla está como está.
Volviendo al tema principal de este escrito, le pregunto a usted: ¿se debe de ir Guede o se tendría que darle la oportunidad de terminar el torneo y realizar valoraciones finales?
¿Mejoraría el equipo con estos jugadores con otro estratega?
¿Con 13 partidos por delante algo mejoraría y se podría evitar mantenerse en zona de multa?
¿Se seguirá sacrificando directores técnicos y se seguirá manteniendo al mayor cáncer del la escuadra, que no es otro más que Ro(b)a y su séquito de ladrones?
El verdadero mal está detectado, desgraciadamente, no sé quien sea más culpable si este Zángano ratero o quien lo mantiene al interior de la organización.
Las cartas están echadas.
El viernes próximo se recibe al San Luis en el Cuauhtémoc, donde sí o sí, se debe ganar para, al menos, hacer menos pesada la losa de la goleada en Monterrey; de no darse el resultado, creo yo que, sea lo que sea, el cambio de dirección técnica sería insostenible.
Pero siendo el Puebla, con su circunstancia, le digo a usted que quién sabe.
Nosotros, como siempre, seguiremos en línea.
Hasta la próxima.
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