Sin rubor, pena o vergüenza alguna, el presidente municipal de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino, se ha erigido como el nuevo “Varguitas” de una de las regiones milenarias, turísticas y económicas más importantes del estado.
Y no es para menos, ya que Mundo, como le gusta que le llamen, descubrió como edil que San Andrés es una mina de oro de la que puede valerse para poder jubilarse y resolver su vida, la de su familia y hasta la de su esposa, Guadalupe Cuautle Torres.
Por algo al edil sanandreseño ya le importó un comino anunciar pública y descaradamente que piensa reelegirse para administrar los recursos de su municipio por tres años más.
Es más, el viernes pasado, durante una cena que ofreció a medios de comunicación, el “Varguitas” de San Andrés Cholula advirtió que si él no es el candidato, entonces lo será su esposa, Guadalupe.
Palabras más, palabras menos, sostuvo que si no logra hacerse de la candidatura al Ayuntamiento debido a que por género tuviera que ir una mujer, entonces la candidata será su mujer.
¿Qué tal?
¿A poco no Mundo Tlatehui es el nuevo “Varguitas” de San Andrés Cholula?
Qué pronto olvidó que durante la campaña de 2021, cuando la edil de San Andrés era Karina Pérez Popoca, entonces de Morena, uno de los lemas de su campaña eran el “NO a la reelección”.
Y es que la malograda exedil morenista, una de las peores que ha tenido Cholula, siempre pretendió repetir como mandamás del municipio, a pesar de su nefasta gestión.
Al final, la campaña de “NO a la reelección” impulsada por el PAN y por el entonces candidato, Mundo Tlatehui, surtió efecto y la gente apoyó su elección como el nuevo presidente municipal.
Sin embargo, el flamante “Varguitas” de San Andrés ahora quiere dar madruguete a los cholultecas para seguir gobernando el municipio por un segundo periodo, a pesar de que él fue el primero en repudiar la relección.
De hecho, como una muestra de que los cholultecas sí tienen memoria, en distintos puntos de San Andrés ya empezaron a aparecer anuncios y bardas con la leyenda “No a la reelección del PAN”.
Foto: Especial
Además, los propios ciudadanos, incluso los que votaron por él, podrían empezars a manifestarse en contra de la reelección de Mundo o la designación de su esposa como la próxima candidata de Acción Nacional.
Porque Mundo Tlatehui también cree que San Andrés es San Pedro de los Saguaros, el famoso municipio gobernado por Juan Vargas, el personaje de aquella peculiar película de Luis Estrada, “La Ley de Herodes” (1999), en la que el edil protagonista reforma la Constitución para beneficio propio.
Es más, piensa que a su municipio y a su gente los puede gobernar, organizar y someter a su antojo, tal como sucede en la misma comedia satírica sobre la corrupción política en México.
No es posible que mientras el PAN, el partido de Tlatehui, y sus líderes, sobre todo los de la zona conurbada, incluido Puebla capital, critican y lamentan los supuestos abusos de Morena como gobierno, debido a que solo piensan en perpetrarse en el poder y no en el bienestar de la gente, él quiera mantenerse como edil por sus pantalones.
Es como si el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se hubiese atrevido a imponer a su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, como candidata a la presidencia en 2024, imagínense.
Los panistas habrían puesto el grito en el cielo.
Empero, cuando son ellos los que quieren hacer de las suyas, para seguir viviendo del erario, nadie debe criticarlos.
¿Qué dirá al respecto la dirigente estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández?
¿Cómo justificará la líder panista el nepotismo en que pretende incurrir Mundo Tlatehui, de cara al 2024?
¿A poco lo va a dejar pasar?
Porque los habitantes de San Andrés no olvidan que el edil de su comunidad ha sido una de las autoridades con más escándalos en la historia de su municipio.
Y allí están los abusos en que ha incurrido Tlatehui a lo largo de su gobierno, tales como la contratación de casi 100 de sus familiares al inicio de su gestión, a los que metió a trabajar en el Ayuntamiento de San Andrés en distintas áreas.
O el derroche de dinero que protagonizó (alrededor de 2 millones de pesos) solo para realizar el evento de los primeros 100 días de gobierno. O sus viajes de placer, disfrazados de quehacer gubernamental.
Pero qué asquerosidad es esto, dijera el clásico.
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