La Navidad se viste de luces parpadeantes, villancicos, cenas abundantes y un espíritu amoroso en casi todo el mundo. Pero hay tradiciones navideñas que te sorprenderán. Solo basta mirar más lejos. Y, para viajeros curiosos, estas rarezas no son excentricidades: son motivos perfectos para hacer maletas.
Viajar también es asomarse a lo inesperado, aceptar que cada cultura reinterpreta a su manera el universo. Por eso, conoce siete tradiciones de Navidades poco convencionales…
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Islandia: los 13 Yule Lads en las montañas nevadas
En vez de un Santa Claus único, Islandia presume trece visitantes navideños, cada uno más travieso que el anterior: uno roba embutidos, otro acecha por las ventanas, otro golpea puertas sin razón. Pero tranquilos: también dejan regalos. La magia está en buscarlos en pueblos como Akureyri o en los mercadillos de Reikiavik, donde los islandeses cuentan sus historias con el mismo orgullo con que sirven su chocolate caliente.
Recomendación viajera: Visitar en diciembre permite combinar esta tradición con auroras boreales. ¿Qué más se puede pedir?
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Japón: reservar pollo frito en KFC
A falta de cenas tradicionales, Japón adoptó la Navidad a su manera: KFC como comida oficial de Nochebuena. La idea nace del marketing, sí, pero se volvió parte del paisaje cultural. En Tokio, Osaka o Kioto verás filas ordenadas y familias enteras recogiendo sus cubetas como si fueran el pavo perfecto.
Recomendación viajera: Si planeas pasar Navidad en Japón, reserva con anticipación tu pollo en KFC. Puede sonar absurdo, pero es parte de la experiencia local más auténtica que tendrás.
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Filipinas: seguir la luz del Festival de los Faroles Gigantes
San Fernando, en Pampanga, ilumina diciembre como ningún otro rincón del mundo. El Ligligan Parul despliega faroles de hasta seis metros llenos de patrones geométricos y miles de luces. El ambiente es tan vibrante que uno siente que los faroles están vivos. Es un espectáculo que mezcla artesanía, competencia y devoción.
Recomendación viajera: Viaja a mediados de diciembre para ver el concurso principal y probar la cocina filipina que acompaña la fiesta.
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Austria: convivir con demonios en pleno espíritu navideño
Mientras en otros países los niños temen al carbón, en Austria temen al Krampus, el demonio que recorre las calles durante los Krampusläufe. Cuernos, cadenas y máscaras magistrales le dan vida a una de las celebraciones más intensas del invierno europeo.
Recomendación viajera: Los mejores desfiles están en Salzburgo e Innsbruck. Lleva cámara… y nervios.
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Ucrania: abrazar la buena suerte en forma de telaraña
En Ucrania, las arañas no son intrusas de temporada: son portadoras de fortuna. Los árboles navideños se decoran con telarañas doradas o plateadas inspiradas en una leyenda local de prosperidad. La estética es tan delicada que cambia por completo la idea que tenemos del adorno navideño.
Recomendación viajera: Mercados como el de Leópolis (Lviv) ofrecen artesanías únicas para llevarte a casa un pedacito de tradición.
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Groenlandia: probar kiviak, solo para valientes gastronómicos
Kiviak es un plato de aves fermentadas dentro de una foca sellada que se prepara en Navidad. Sí, suena intenso, y lo es. Pero para entender realmente las culturas árticas hay que acercarse a sus sabores, a su relación con la caza y el clima extremo.
Recomendación viajera: En comunidades como Nuuk o Qaanaaq puedes conocer el proceso (sin necesidad de probarlo si no te atreves).
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Guatemala: quemar al diablo para limpiar el camino hacia la Navidad
Cada 7 de diciembre, Guatemala prende fuego a figuras del diablo para purificar el hogar. La Quema del Diablo es estruendo, olor a pólvora, música y vecinos reunidos. Una mezcla de rito antiguo y fiesta barrial que sorprende por su intensidad.
Recomendación viajera: La capital y la Antigua son los mejores lugares para vivirla. Solo prepárate para una noche caliente… en todos los sentidos.
La Navidad, vista desde lejos, se vuelve más rica y más humana. Cada tradición –por peculiar que parezca– es una ventana a la manera en que una comunidad entiende el invierno, la familia, la abundancia o la esperanza.
Así que si este año sientes que tu árbol y tus luces ya no te sorprenden, tal vez el regalo perfecto sea una mochila, un boleto y el deseo de ver la temporada con otros ojos. Porque hay lugares donde la Navidad no se canta: se corre con demonios, se persigue a duendes, se comen aves fermentadas y se queman diablos para empezar de nuevo.
Y en cada uno de ellos, un viajero curioso es siempre bienvenido.




