La dirigente estatal de Morena, Olga Romero Garci-Crespo, brilla por su ausencia en estos momentos en que ese partido va en camino a la ruptura por la guerra que se vive entre los tres aspirantes a la gubernatura en el 2024.
Olga Romero está muy lejos de ejercer su responsabilidad de mantener la unidad y los acuerdos entre los aspirantes Alejandro Armenta, Ignacio Mier y Julio Huerta.
Los tres aspirantes prácticamente hacen lo que quieren, se promueven, tapizan de publicidad todo el estado e ignoran a su dirigente estatal.
Es notorio que, para Alejandro Armenta, Ignacio Mier y Julio Huerta, la dirigente estatal no tiene el peso político y moral para conducir el proceso interno de Morena y por eso cada uno de ellos hace lo que quiere.
Se sabe que Olga Romero no está concentrada en su trabajo porque no le quita el ojo a la candidatura de Morena a la Presidencia Municipal de Tehuacán y eso es muy notorio por su bajo desempeño al frente de la dirigencia estatal.
Olga Romero debió reunirse ya con los tres aspirantes por separado y en una reunión conjunta y pública para mandar un mensaje de que hay control y reglas claras al interior de Morena.
Pero nada de eso ocurre.
Está claro que Olga Romero está en ese cargo porque el ex gobernador, Miguel Barbosa, así lo decidió y no por su “liderazgo” y ante la ausencia del ex mandatario nadie la respeta.
La falta de acuerdos entre los aspirantes a la gubernatura y la carencia de una dirigente estatal fuerte en Morena ponen al partido en la ruta de la ruptura en el 2024.
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