En columnas anteriores hemos descrito la peculiar situación de Cholula en su condición de espacio urbano conurbado (no recientemente, sino casi desde la llegada de los toltecas-chichimecas al territorio olmeca-xicalanga alrededor del año 1,000 d. C.), oficializado cuando finalmente se dividió su área urbana en dos circunscripciones contiguas: San Pedro y San Andrés Cholula. (Lamentablemente, no cuento con información acerca del origen territorial de Santa Isabel Cholula).
Planteamos, en nuestras notas anteriores, que la actual condición de espacios conurbados (de San Pedro y San Andrés) obliga a que sus autoridades, al menos en materia urbana, mantengan una comunicación estrecha a fin de coordinar sus acciones urbanas en estos territorios conurbados.
Hoy me permitiré apuntar otra peculiar condición urbana de la ciudad de Cholula, entendida aquí como el espacio urbano de San Pedro y San Andrés en conjunto. Ambos municipios y, de hecho, la ciudad misma, participan desde hace algunos años en lo que se conoce como la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala (ZMPT).
Los urbanistas entienden la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala de una cierta ciudad, en este caso necesariamente una metrópoli, como el espacio directo de influencia económica que esta metrópoli ejerce sobre los territorios vecinos, generalmente constituidos por municipalidades menores cuyos centros urbanos o ciudades son también relativamente menores. Estos territorios vecinos son municipalidades alrededor del núcleo central o municipio que contiene a la metrópoli. En el caso de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala, es evidente que la metrópoli central es ciertamente la ciudad de Puebla, la cuarta concentración urbana en importancia demográfica nacional, solo detrás de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey, mismas que a su vez generan a su alrededor áreas o espacios de influencia metropolitanas.
Alrededor de la metrópoli poblana, los demógrafos de CONAPO definen su área metropolitana. Esta se extiende a casi una veintena (19) de municipios periféricos a la ciudad, algunos de ellos poblanos y otros tantos (20) que pertenecen al espacio territorial del estado vecino de Tlaxcala. Esta es otra característica urbana de nuestra ciudad de Cholula: su pertenencia a la cuarta área metropolitana del país, la constituida alrededor de la millonaria metrópoli poblana.
Y si, como apuntamos en anteriores columnas, la coordinación intermunicipal de las autoridades de los municipios conurbados es críticamente necesaria, con más razón lo es para los municipios que son parte de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala. Esto es con el fin de beneficiarse de las ventajas de su pertenencia; es decir, de la cercanía con un motor de actividad económica como lo es la metrópoli central. Los posibles beneficios son generales y la coordinación intermunicipal puede ayudar a distribuirlos ampliamente.
Por otro lado, no pueden ignorarse también las casi inevitables desventajas de ser los vecinos débiles de los poderes económicos y políticos frecuentemente avasalladores de la metrópoli central. También en este caso es importante la coordinación intermunicipal para contener en lo posible algunas acciones centrales indeseables.
En suma, nuestras Cholulas no solo están conurbadas, forman parte de y son integrantes de la cuarta Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala del país; por todo ello, la coordinación intermunicipal inteligente se vuelve una necesidad para la mejor administración de estos municipios cercanos y casi en el corazón de la metrópoli poblana. Es el caso de las Cholulas y de los restantes 38 municipios de la ZMPT. Ello no lo podemos perder de vista quienes aquí habitamos, a fin de demandar acciones eficientes a quienes tienen la autoridad local.