El tokenismo es un anglicismo del término token, que en español significa símbolo. El tokenismo, a su vez, es la práctica de incluir y dar participación a grupos y colectivos minoritarios, pero solo de manera simbólica y superficial. Para lucir políticamente correctos.
Cuando hablamos del uso de las mujeres como token, nos referimos al uso de mujeres en algún espacio, ya sea público o privado, para parecer incluyentes, pero esa “participación” no es representativa ni sustantiva, es meramente simbólica.
Esta semana vimos un proceso bastante controversial al interior del Frente Amplio por México (FAM), donde supuestamente habría una elección interna para postular a quien sería su candidata a la Presidencia de la República. El PRI “impulsaba” a Beatriz Paredes, una mujer política con una larga trayectoria partidista y de servicio público, quien por semanas se dedicó a hacer campaña, recorrer estados y promover su proyecto de cara a la nominación por la candidatura del FAM. Pero la última semana del proceso interno, su partido, el PRI, en voz de su presidente Alito Moreno, decidió “bajarla” de la contienda para ungir a la candidata del PAN. Paredes no reconoció las declaraciones de su dirigente nacional, un hombre caracterizado por su actuar machista, y aseguró que llegaría al día de la contienda interna como candidata de su partido, pero la dirigencia nacional del PRI la abandonó en esta determinación asegurando que su apoyo sería para la candidata del PAN.
Beatriz fue llamada a conducirse de forma “institucional”, es decir, alineándose a las determinaciones de la cúpula de su partido (dominada por hombres) en pro de un supuesto interés superior de partido, Paredes cambió de decisión y declinó.
La reunión con la candidata del PAN fue prácticamente transmitida en tiempo real, cuando concluyó y salieron del espacio donde estaban reunidas, se pudo ver a un grupo aplaudiendo y celebrando el humo blanco, curiosamente ese grupo estaba compuesto completamente por hombres y una sola mujer. ¿Quiénes eran esos hombres felices? Los hombres de la cúpula, el “Club de Toby” del PRI que se benefició con el crecimiento de la candidatura de Beatriz Paredes, y quien la instrumentó para cumplir con la cuota de género al tener que postular a una mujer como lo hicieron las demás fuerzas políticas y ser políticamente correctos, pero también para negociar mejores posiciones o acuerdos para ellos por haberla “bajado”.
¿Por qué hay tokenismo en este caso? Por lo antes expuesto, por el uso de una mujer como símbolo en una coyuntura política, sin una representación sustantiva, y usándola como moneda de cambio a favor de una cúpula.
Es la primera vez en la historia que el PRI no tiene un candidato propio en una contienda presidencial, es la primera vez que una mujer llegaba a ocupar la candidatura del PRI a la Presidencia de la República, y su partido la abandonó, o por lo menos su dirigencia nacional la bajó.
El machismo en esta decisión es evidente, y el tokenismo con el que instrumentaron la aspiración de Beatriz Paredes mucho más. Aquí vale la pena preguntarse, ¿quién gana con esta decisión? La respuesta es evidente, la dirigencia machista de un partido que usa a las mujeres como token.
¿Qué certezas tenemos las mujeres de que partidos como ese no instrumenten a las mujeres en los procesos electorales para ganar votos, así como instrumentaron a una de sus más representativas militantes femeninas? Lamentablemente ninguna.