Como ya hemos comentado en esta columna, todas las ciudades del globo han nacido a partir del desarrollo local de la agricultura. Nuestra vieja Cholollan, como otras de la región, no ha sido la excepción, y ha nacido en un fértil valle irrigado por los deshielos de sus cercanos volcanes.
Las ciudades crecieron siempre al ritmo del crecimiento natural de su población. Por eso llama la atención saber que, en los años de la llegada de los españoles a Cholula, esta se estimaba por ellos cercana a los cuarenta mil habitantes, cifra que por esos años pocas ciudades del globo habían alcanzado.
Por supuesto que, a fines del siglo XVI, la Cholula de entonces había ya vivido la llegada de Cortés y sus tropas, sufrido la conocida matanza de 1519 y, más adelante, como todo el territorio conquistado, había padecido las epidemias y enfermedades que nos trajeron los peninsulares. De modo que, en 1580, Gabriel de Rojas apunta que la población de Cholula se había reducido a un cuarto de su población en los años que llegaron a ella.
Y… ¿cómo sabemos esto? Pues porque, al final de la llamada conquista y muerto el rey español Carlos V, subió al trono Felipe II, quien, interesado en saber más de los nuevos territorios adquiridos, ordenó a las autoridades locales la elaboración de un reporte o relación de las principales características geográficas, sociales y de todo tipo de estos territorios y localidades antes desconocidos.
Es así como, a fines de los años 80 de ese siglo, llegó esta orden a América. El entonces corregidor local español, Gabriel de Rojas, atendiendo la orden real, elaboró un amplio reporte que consta de diez cuartillas y un mapa intitulado entonces –y hoy conocido– como Descripción de Cholula, y lo envió a la península en el año 1594.
Es de suponer que copia de tal relación se quedó en la Nueva España y que, a lo largo de los últimos quinientos años, encontró interesados en ella. No es de extrañar entonces que, como muchos otros bienes y documentos de la historia social mexicana, haya terminado en territorio estadounidense, afortunadamente en alguna de sus bibliotecas donde se le reconoció su valor documental y ha sido bien conservado.
Así, el original de Gabriel de Rojas existe hoy en la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, de la Biblioteca de la Universidad de Texas en Austin, donde hemos podido localizar, vía Internet, el documento ya digitalizado.
En años recientes, admirables funcionarios del gobierno de Alfredo Toxqui Fernández de Lara entendieron el valor del documento e imprimieron, en 1974, una edición –copia de la Descripción de Cholula escrita por Rojas– e incluyeron una versión paleografiada de dicha relación, mapa incluido.
Afortunadamente, el trabajo de Toxqui no se ha perdido. Si bien en 1974 solo imprimieron 500 ejemplares, recientemente un cierto número llegó a manos de la empresa comercial Mercado Libre, que los puso a la venta, cada ejemplar por mil pesos. Entiendo que le quedan a esta empresa pocos ejemplares; así, yo animaría a los estudiosos de la historia local a adquirir alguno de estos y difundir su contenido, sobre todo entre los jóvenes habitantes de esta vieja y bella ciudad.