El presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, ya se empezó a rodear de traidores que le juraron lealtad en su próxima campaña como abanderado de la coalición integrada por PAN, PRI, PRD y Pacto Social de Integración (PSI), o también conocida como “Mejor Rumbo para Puebla”.
Y para muestra, un botón que dibuja el engaño, la soberbia y la mentira en una adulación colectiva, convenenciera e hipócrita.
Ayer, en el Teatro de la Ciudad, al edil le gritaron “¡Lalo Gobernador!”, en lo que pareciera el apoyo de la base sindical del ayuntamiento que encabeza, pero en realidad no es así.
Muy lejos de eso, los gritos de “Lalo Gobernador” más bien fueron la expresión viva del engaño, ya que los porristas que se desvivieron por el edil están encabezados por el mañoso líder charro del sindicato del Ayuntamiento de Puebla, Gonzalo Juárez Méndez.
Por cierto que ayer, “Gonzalitos” volvió a lloriquear en presencia del edil y a quejarse de que lo asaltaron, le robaron en su casa y que lo apalearon con periodicazos. Se tiró, berreó y pataleó.
Sin embargo, en la realidad los trabajadores municipales están enojados porque sienten que los han estado utilizando.
Y más encabritados están con su dizque líder sindical porque se colgó la revisión contractual 2024 como si fuese un mérito suyo, cuando no logró ni una décima más de lo que la autoridad les quiso regalar.
Porque en este año, los incrementos más bajos en todo el país fueron del 4 por ciento, por el tipo de inflación, aunque el promedio fue de ocho. Incluso hubo sindicatos que llegaron a los dos dígitos, por lo que “Gonzalitos” no solo asegura que los trabajadores se la deben, sino que ahora hasta tuvo el descaro de pedir aplausos y loas para su esposa y para su hija.
Lo cierto es que Gonzalo Juárez aún no logra superar que Claudia Rivera Vivanco, exedil morenista, le negó casi 40 plazas para sus familiares, parientes y amigos, de las 84 que le echaron para atrás porque eran un evidente exceso.
¿En serio confía Eduardo Rivera en Gonzalo Juárez?
Porque tanto en el sindicato de la Comuna como en el PAN más de la mitad lo va a traicionar, ya que operan desde hace rato para Morena y el grupo armentista.
¿A poco ya se le olvidó al aún edil capitalino que Gonzalo Juárez le ofreció la estructura sindical municipal a Ignacio Mier Velazco?
Porque en su afán de aferrarse y perpetuarse al sindicato del Ayuntamiento de Puebla, y debido a que tiene claro que este año se va por las buenas o por las malas, Gonzalo Juárez ya le prometió a Lalo la luna y las estrellas.
Y es que sabe perfectamente que Israel Pacheco Velázquez, ex dirigente sindical de la Comuna, es parte de la estructura del coordinador de los comités de defensa de la 4T en Puebla, Alejandro Armenta Mier, y viene a hacer justicia.
Recientemente, trascendió, el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, durante una reunión con Alejandro Armenta, saludó con afecto y respeto al mismísimo Israel Pacheco.
Por cierto, ¿seguirá haciendo Gonzalo Juárez los chistes a costa de la situación por la que atravesó Israel Pacheco, a causa de la persecución y opresión del morenovallismo?
Dicen que “Gonzalitos” le tiene tanta rabia y miedo a Israel que se atrevió a borrar parte del mural que se encuentra en el salón de usos múltiples, en la parte baja de la sede del Sindicato Único de Empleados y Trabajadores del Honorable Ayuntamiento de Puebla Instituciones Paramunicipales y Organismos Públicos Descentralizados Benito Juárez.
El caso es que el ridículo incremento salarial recientemente otorgado a los trabajadores municipales es una mentada, mientras que los bonos que otorga el Ayuntamiento de Puebla son un pacto y castigo a los agremiados que no están de acuerdo con el dirigente.
Porque a la mayoría los tienen identificados y les niegan sus credenciales como sindicalizados, así como los días económicos, permisos, descansos, equipo y otras obligaciones que adquiere con ellos el sindicato, a partir del pago de las cuotas sindicales.
Desgraciadamente, Gonzalo Juárez somete y empina, con amparo de la autoridad, a los empleados municipales con el fin de obtener beneficios personales, tales como la poca o nula transparencia sobre los recursos que se le otorgan cada mes por concepto de eventos culturales, cívicos y deportivos, por ejemplo, los cuales ascienden a más de un millón de pesos al año.
¡Vaya sinvergüenza!
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