¿Afectan de forma distinta los desastres naturales a las mujeres y a los hombres?
Parecería que no, pero sí.
La reciente contingencia ambiental provocada por la intensa actividad volcánica del Popocatépetl ha puesto en marcha acciones de contingencia, evacuación y atención. Pero ¿deberían estas acciones considerar la incorporación de una perspectiva de género? Sí, y aquí explico por qué.
De acuerdo con ONU-Habitat, que han realizado investigaciones sobre el impacto de los desastres naturales en las mujeres en más de 141 países desde 1991, se encontraron cuatro hallazgos súper interesantes.
1.- En el ciclón en Bangladesh en 1991, el 90% de las personas que murieron fueron mujeres.
2.- Durante la emergencia del huracán Katrina en Estados Unidos, la mayoría de las víctimas atrapadas en Nueva Orléans eran mujeres afroamericanas con sus hijos, el grupo demográfico más pobre de esa parte del país.
3.- En Sri Lanka, fue más fácil para los hombres sobrevivir durante el tsunami porque a los niños se les enseña a nadar y trepar a los árboles, pero a las niñas no. Este prejuicio social reduce las probabilidades de que niñas y mujeres sobrevivan a futuros desastres
4.- Y en Ciudad de México en el terremoto del 19 de septiembre de 2017, las cifras oficiales reflejaron que, de un total de 228 personas fallecidas, 138 fueron mujeres, es decir, casi dos mujeres por cada hombre
Después de diversos análisis se detectó que las mujeres y las niñas tienen 14 veces más probabilidades de morir que los hombres debido a las diferencias de género, los roles tradicionales de género, la violencia de género y a las desigualdades existentes relacionadas con sus derechos económicos y sociales
¿Por qué las mujeres no evacuan? Porque miles tienen a su cuidado a niños, enfermos, adultos mayores y hasta mascotas. Muchas de las mujeres que no evacuaron sus casas en los terremotos de 1985 y de 2017 no lo hicieron por no dejar solos a sus familiares.
La segunda razon tiene que ver con la violencia. En las regiones donde se tolera la violencia y discriminación de género, las mujeres y las niñas viven mayores riesgos, no solo porque mueren en los desastres, sino porque la incidencia de la violencia de género aumenta de forma exponencial durante y después de los desastres.
Hay mujeres que no evacuan sus hogares en riesgo por miedo a “desobedecer al marido”, por miedo a salir de casa y que les peguen. Estos factores pasan desapercibidos porque la violencia familiar y de pareja ha sido normalizada a niveles intolerables.
Y, finalmente, los albergues no cuentan con perspectiva de género; en medio de una crisis por un desastre natural, no se diseñan los mecanismos de prevención con perspectiva de género. ONU-Habitat analizó que los casos de violencia sexual aumentaban contra mujeres y niñas en estos espacios debido al hacinamiento y la falta de condiciones para garantizar la seguridad en el interior, ya que se prioriza la seguridad hacia el exterior ante la contingencia por el desastre, descuidando lo que ocurre dentro de los albergues. Un hombre no teme que lo violen igual que una mujer o una niña en un albergue.
Por eso es tan importante que las autoridades consideren que incoporar la perspectiva de género en la gestión de los desastres naturales no se trata de un tema menor, sino de garantizar la seguridad y la integridad de la otra mitad de la población.