Dicen los que saben que el secretario general del Sindicato de Burócratas del Gobierno del estado, Jhovani Oliver, recibió un tremendo jalón de orejas que podría poner en duda su liderazgo.
Todo por no haber controlado los impulsos de su protegido, Emmanuel Rodríguez, quien, más que un “futuro innovador”, parece haberse convertido en un aspirante que no solo deja mucho que desear, sino que viola la Ley de los Trabajadores al Servicio del Estado.
Pero ¿qué hizo?
Pues nada más y nada menos que repartir tazas y promesas como si se tratara de una campaña navideña, sin importarle que eso es, claramente, una violación al artículo 40 de la Ley que estipula que “los trabajadores deben abstenerse de hacer propaganda de ninguna clase dentro de los edificios o lugares de trabajo”.
Y, claro, uno pensaría que Jhovani Oliver, en su rol de secretario general, debería haber evitado este tipo de deslices. Pero parece que le fallaron los reflejos.
El asunto no se detiene ahí, y aquí es donde el drama sindical sube de tono.
Dicen los que saben que el gobernador Alejandro Armenta, quien ha demostrado ser un firme defensor de la ley, ya está enterado del tema.
Ello significa que los días de Emmanuel Rodríguez están contados por tremendo enredo que generó y que todo replica en consecuencias para Jhovani Oliver.
Y por si fuera poco, al “futurista” Rodríguez se le ocurrió utilizar una chamarra de la Policía Estatal, violando nuevamente el Código de Ética para las Personas Servidoras Públicas del Estado.
Y si de por sí las promesas en oficinas gubernamentales ya eran problemáticas, ahora súmele la usurpación de identidad, por lo menos añade una capa extra de desatino que difícilmente podría ser ignorada.
Así que, como suele ocurrir en estos casos, a Oliver no le quedará otra que tomar decisiones drásticas.
¿Sacará de la jugada a Rodríguez para evitar una impugnación de sus competidores? Si no lo hace, las consecuencias para él y su organización podrían ser mayores.
Mientras tanto, el secretario Anticorrupción y Buen Gobierno del estado ya tiene una nueva tarea, poner orden en lo que parece ser un adelanto de campaña disfrazado de sindicalismo.
En fin.
Dicen los que saben que el jalón de orejas a Jhovani Oliver y el desatino de Emmanuel Rodríguez podrían venir acompañado de un debut y despedida. ¿O no?
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