2024 es un año de decisiones.
Decidiremos el rumbo que queremos dar a nuestro país. Decidiremos por una mujer que por primera vez en la historia nos gobernará desde la Presidencia de la República. Decidiremos por quienes queremos que nos gobiernen en el estado de Puebla.
Más de setenta naciones en el mundo, incluido México, tendrán elecciones. En América lo harán Estados Unidos, Venezuela, El Salvador, Panamá, República Dominicana y Paraguay, y, según los expertos, solo estos tres últimos no encienden focos rojos derivado de la estabilidad política, social y económica que tienen; los restantes son de alta atención por la complejidad sociopolítica que cada uno presenta.
En México el reto es grande por las fracturas provocadas en el actual sexenio, polarización, denuestos, embutes contra todas las personas, divisiones forzadas con calificativos de fifís y chairos, o por la decisión de estar en contra de las instituciones que no se han ajustado a los deseos presidenciales; mucho de todo lo anterior extendido también a otros países.
Por todo esto, elegir a personas que estén a favor de la Reconciliación entre mexicanos y con los países que han sido maltratados debe ser un objetivo. Apegarse a la Verdad debe serlo también, ya que mentir sin ningún rubor, y hasta con crueldad, ha sido una de las constantes en este sexenio.
Para resolver un problema hay que reconocerlo y no encubrirlo evadiendo realidades que no se pueden ocultar. Hay que reconocer, entonces, la enorme problemática que tenemos en tres grandes rubros: Seguridad, Salud, Educación, para plantear propuestas de solución viables.
Elegir por la continuidad cuando en este sexenio los datos oficiales reflejan que casi 200 mil personas han sido asesinadas, que se han documentado 427 masacres; que este gobierno ha acumulado 100 mil personas al número de desaparecidas; cuando hay crimen organizado y comandos armados que extorsionan, que secuestran, que matan a inocentes ahora extendidos por todo el país; cuando decisiones fallidas e improvisadas han dejado desabasto de medicamentos, de insumos, de vacunas. Cuando han monopolizado el sistema de salud sin ningún beneficio porque los datos reflejan que ha empeorado la carencia de acceso a servicios de salud para 50 millones de mexicanas y mexicanos. Cuando 34 millones que viven de la economía informal, también lo hacen sin ningún tipo de protección de seguridad social. Improvisaciones en el modelo educativo. Retrocesos en los niveles de aprendizaje. Cuando hemos visto cómo destruyen instituciones y no hay interés en respetar la división de Poderes y a nuestras leyes y muchos etcéteras.
Continuidad es una de las propuestas, cuando justo eso no queremos. Lo que queremos es que se reformulen políticas públicas fallidas y fracasadas en estas y en otras materias.
Por eso es inaceptable la continuidad, porque lo que se requiere urgentemente es corregir para atender toda esa problemática y que mejore la situación actual, porque no estamos satisfechos con estos resultados de gobierno, porque lo que queremos es mejoras totales y no queremos seguir igual.
Por supuesto, es necesario que avancen aquellas políticas que han dado resultados favorables, porque es urgente seguir combatiendo la pobreza y las desigualdades. Bien dijo Xóchitl Gálvez: “Lo que funcione se queda. Lo que no sirve, cambia”.
Por fortuna, en México cada seis años podemos decidir por quienes queremos que nos gobiernen.
Las circunstancias actuales demuestran que no es momento para la continuidad.
Corregir el rumbo que queremos para el país y reconducir el que deseamos para Puebla, pasa por el domingo 2 de junio.
2024 es un año de decisiones. Nuestra responsabilidad es votar.
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@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
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