“Vecinos distantes” marcó a toda una generación.
Bajo el sello de Joaquín Mortiz, el libro se publicó hace ya 40 años.
El retrato político, económico, social y cultural que su autor, Alan Riding, hizo de nuestro país fue tan contundente que desató una enorme polémica y provocó la furia del entonces todopoderoso gobierno del PRI –el presidente Miguel de la Madrid incluso intentó presionar al editor Joaquín Díez Canedo para retirarlo del mercado.
Eran otros tiempos, los tiempos en que ningún extranjero “tenía derecho” a criticar a México –Riding se desempeñaba como corresponsal de The New York Times– y la reacción del régimen ante la obra, creó un efecto búmeran.
Es decir, queriendo prohibirla o satanizarla, causó lo contrario: se vendió por millones y millones la leyeron, convirtiéndola en todo un clásico.
Hoy, ese libro “maldito” se ha reeditado –por el sello Ariel de la editorial Planeta–, y a propósito de este acontecimiento, Proceso ha realizado al veterano periodista brasileño una entrevista, que no tiene desperdicio.
Y es que en ella, Alan Riding no solo analiza, desde su óptica, la ríspida relación México-Estados Unidos en tiempos de Donald Trump, sino hace una radiografía bastante exacta e inteligente del momento político que vive nuestro país.
Describe a México como un país profundamente dividido, donde las políticas de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo buscan dar voz a los sectores marginados, pero sin transformar las estructuras de fondo.
Destaca la ruptura del “contrato” entre el Estado priista y las clases medias tras la crisis económica de 1982-83, que marcó el inicio del declive del modelo del partido único.
Asimismo, reflexiona sobre el ascenso al poder de Andrés Manuel López Obrador, quien –apunta– intentó revivir un modelo de partido dominante, manteniendo formalidades democráticas mientras desmantelaba instituciones, un proceso coronado por la tragicómica Reforma Judicial.
Y desarrolla una hipótesis sobre un tema fundamental que a todos nos ocupa: el desenlace de la relación entre el expresidente y su heredera y sucesora, Claudia Sheinbaum, quien, a un año de gobierno, sigue literalmente bajo su sombra, sin ruptura a la vista.
Señala Riding:
“—La presidenta no ha pasado por las luchas que López Obrador sí. Además, (AMLO) tenía furia a raíz de la elección de 2006. Cuando López Obrador llega al poder lo que hace fue vengarse contra un sistema donde él había participado. Y se vengó y se benefició. Ahora, si ella puede mantener eso, tengo mis dudas.
”La falta de partidos políticos serios en la oposición también es mala para México. Por supuesto, es el egoísmo de los líderes de los tres partidos, para ellos es más importante el pequeñito pedazo de poder que buscar una oposición, como decimos leal, una oposición seria que tiene opciones y ofrece opciones de cambio en el país”.
Alan Riding dice que “en este momento han llegado grupos de todas partes para ser morenistas y es difícil saber cómo ella (Claudia Sheinbaum) va a poder mantener el poder dominante que tuvo López Obrador sobre el partido, que era su partido. Uno no puede decir que el PRI fue el partido de Plutarco Elías Calles”.
“—Ahora la pregunta que todo mundo se hace es si Claudia Sheinbaum tendrá el poder de separarse de López Obrador. La tradición que mantuvo el PRI era que el presidente, de una manera poética, asesinaba a su antecesor. El padre que lo escoge, lo mataba.
”Entonces, no creo que Claudia pueda hacerlo, pero vamos a ver porque mantener a Morena ya se ve que es muy difícil, porque es un partido como varios partidos, como el del PRI; pero el PRI mantenía una unidad porque era el objetivo mantener el poder y los privilegios de poder”.
Sobre el futuro de México, el periodista lanza su pronóstico:
“Lo único claro es que, por muy serios que sean los problemas que Trump le imponga a México, solo los propios mexicanos podrán resolverlos. No pueden depender de que un vecino distante se convierta, de pronto, en un buen vecino.
”Y una política que busca cambiar al país polarizándolo aún más entre los buenos y los malos está condenada al fracaso. Si se atreviera Sheinbaum, podría usar su poder y su evidente inteligencia para trazar una vía distinta a la 4T, pero va a requerir valor e imaginación para hacerlo. Solo así se podrá evitar que el pasado, tantas veces repetido, aparezca de nuevo disfrazado como el futuro.
”—¿Cómo será México en 50 años?
“—Predecir las cosas es muy peligroso. Los periodistas nos equivocamos bastante, y, pese eso, seguimos escribiendo” (sic).





