Quien manda y dispone en el grupo poblano de diputados federales de la 4T es Ricardo Monreal Ávila, quien ha afinado una estrategia de premios y castigos para mantener a la mayoría de los 18 legisladores cohesionada en torno a los intereses del exgobernador de Zacatecas y actual coordinador la bancada de Morena en San Lázaro, pese al cada vez más evidente distanciamiento con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Una de las maneras que ha utilizado es “venderles espejitos” sobre su futuro político a los diputados de Morena, del PVEM y del PT, así como una integrante de Fuerza por México.
Monreal, un experimentado conocedor de los entretelones de la política, sabe que un legislador vive pensando en el siguiente cargo que ostentará, como parte de una visión patrimonialista del ejercicio público.
En ese sentido, desde ahora, cuando apenas ha transcurrido la primera de tres partes de la actual legislatura federal, se ha dado a la tarea de ofrecerse como un gestor ante cada diputado federal de Puebla para intervenir a su favor en la posibilidad de reelegirse como representante popular o ser candidato a presidente municipal, que son los derroteros más inmediatos a los que pueden aspirar los integrantes de San Lázaro.
Tal comportamiento explica el reciente episodio, narrado en este espacio, de que la ex presidenta municipal de San Andrés Cholula Karina Pérez Popoca se alistaba a desertar del grupo parlamentario de Morena y pasarse a las filas de Movimiento Ciudadano, que es un partido que está basando su crecimiento en la captación de disidencias de todas las fuerzas políticas.
Ese cambio de siglas de la exalcaldesa sanandreseña se frenó por el ofrecimiento de Monreal de hacerla candidata de la 4T en la siguiente contienda electoral, en el año 2027, ya sea para que intente regresar como edil de San Andrés Cholula o repita como diputada federal.
Desde una óptica superficial se diría que no tiene nada de especial que el líder de la bancada de Morena tenga un control de los diputados federales poblanos de la 4T. No del todo, pues esa relación refleja un círculo vicioso.
Primero, es una muestra de que hay un vacío de liderazgo en el grupo legislativo de la 4T de Puebla. Nadie lleva la batuta del quehacer de los diputados poblanos.
En segundo lugar, la influencia de Monreal se tendría que reducir a los 13 legisladores que son de Morena y no extenderse a los dos del Partido del Trabajo, dos del Partido Verde Ecologista y la única diputada del Partido Fuerza por México (FxM), Maiella Gómez Maldonado.
Eso es una muestra de que el PT, el PVEM y FxM son solo apéndices de Morena sin personalidad propia.
En particular Fuerza por México, que es propiedad de Pedro Haces Barba, el llamado “escudero” de Monreal en la Cámara de Diputados.
A eso se debe el escándalo del pasado proceso electoral en Puebla en que, de manera impune e ilegal, Morena le “regaló” votos a FxM para que no perdiera el registro como partido político local.
De hecho, es Pedro Haces quien se ha convertido en el intermediario de varios legisladores poblanos para tratar diversos asuntos con Monreal.
Sin importar que Haces representa lo más oscuro de la política mexicana. Un personaje surgido del viejo corporativismo sindical del PRI, que no tiene ninguna identidad con el movimiento obradorista, que exhibe su riqueza y que se ha visto involucrado en múltiples denuncias de prácticas violentas para disputar contratos de obras públicas por medio de su agrupación gremial: la CATEM.
En tercer lugar, no les importa a los legisladores poblanos de la 4T el evidente distanciamiento de Ricardo Monreal y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, como consecuencia de que el exgobernador de Zacatecas ha querido convertir la Cámara de Diputados como su feudo personal.
Por eso cada vez que se puede, como pasó con los proyectos de reforma a la Ley de Amparo y contra el nepotismo electoral, Monreal logra que la Cámara de Diputados altere las propuestas originales para escandalizar, para beneficiar a sus intereses privados o simplemente para mandar el mensaje, entre líneas, de que: “yo aquí mando”.
Y a eso obedece que la presidenta Sheinbaum cada vez que puede aleja a Monreal de su entorno. Como cuando lo mandaron a “gayola” en los actos del último informe de gobierno del Poder Ejecutivo federal.
O con los mensajes claros de que Saúl Monreal, hermano menor de Ricardo Monreal, no va a ser el próximo candidato de Morena al Gobierno de Zacatecas, en donde gobierna el otro hermano de la misma familia: David Monreal.
A los Monreal les interesa más ostentar el poder político de Zacatecas, un sexenio más, que pacificar a ese estado lleno de violencia y crimen organizado.
Y queda claro que la presidenta no comparte ese uso faccioso del poder por parte de la familia del coordinador parlamentario de Morena.




