La tragedia por la explosión de la pipa de gas en Iztapalapa cobró una nueva víctima: el chofer de la unidad, Fernando Soto Munguía, murió la noche del 16 de septiembre tras permanecer seis días hospitalizado en estado crítico. Con su deceso, el número de fallecidos asciende a 19 personas.
Soto Munguía, de 34 años, trabajaba para la empresa Transportadora Silza, filial del Grupo Tomza. Tras el accidente, fue ingresado de emergencia al Hospital de Traumatología y Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez”, donde se encontraba internado y bajo custodia. Médicos reportaron graves quemaduras en gran parte de su cuerpo. Pese a los esfuerzos médicos, el operador de la pipa no logró sobrevivir.
De acuerdo con testimonios, Fernando era padre de familia y el principal sustento de su hogar, lo que convierte su muerte en una doble tragedia para sus seres queridos. El día del siniestro, la unidad que conducía volcó en el Puente de la Concordia, liberando gas LP que provocó una explosión masiva.
La Secretaría de Salud de la CDMX informó que, además de las 19 muertes, 32 personas continúan hospitalizadas —entre ellas tres bebés— y 33 lesionados ya fueron dados de alta. Una de las sobrevivientes más recordadas es Jazlyn Azulet, de 2 años, quien fue rescatada por su abuela y trasladada a Texas, Estados Unidos, para recibir atención especializada en el Shriners Hospitals for Children. Su estado es “crítico estable”.
Por su parte, la Fiscalía General de Justicia capitalina (FGJ-CDMX) concluyó que el accidente se originó por exceso de velocidad y falta de pericia al conducir. El peritaje señala que la pipa circulaba a más de 50 km/h en una zona con límite de 40, lo que provocó que Soto Munguía perdiera el control, ocasionando la volcadura y posterior explosión.