Haciendo alarde de su mal gusto, el senador priista (aún) Néstor Camarillo celebró su cumpleaños en Quecholac, de donde es originario, pero el mal gusto al que me refiero no versa en el lugar del fiestón sino en su cara proyectada en la pantalla principal de la que, todos los que me hablaron sobre el festejo, se refirieron a “algo, digamos, ridículo”.
Digo, basta ver la invitación que rezó “un soñador cumple años… y lo quiero (sic) celebrar como se debe”. Digo, más allá del error de conjugación, ¡qué es eso del soñador!
La fiesta fue convocada a las 14:00 horas del viernes 8 de agosto en el salón “El Mural”. Dicen que propiedad del senador.
Asistieron algunos panistas como el exalcalde de Puebla Eduardo Rivera.
Y otros panistas-malandros como el alcalde de Venustiano Carranza, Marco Valencia, y el expresidiario Inés Saturnino. Otro malandro, viral en los últimos días, fue el alcalde de Cuyoaco, Iván Camacho, sobre quien ya pesa una investigación por su prepotencia.
También estuvo la diputada local Delfina Pozos, los priistas Lorenzo Rivera (papá e hijo); la perredista Roxana Luna. Estuvo también la alcaldesa de Tlahuapan, Rosi Díaz, y el presidente de Coparmex, Iván Camacho.
Dije el (aún) priista Néstor Camarillo porque durante el festejo y ya con algunas copas, terminó soltando que ya se va del PRI. Anda buscando quién le hace la mejor propuesta para sumarse a su bancada en el Senado, quisiera que fuera Movimiento Ciudadano.
Con ello fraguaría su decimocuarta traición en lo que va de su corta carrera política, para hablar de las más recientes habremos de acordarnos que traicionó a Estefan Chidiac, quien terminó abandonando al tricolor por su culpa, y a su propio partido cuando se agandalló la primera fórmula al Senado.
Ahora, Néstor Camarillo se prepara para traicionar a “Alito” Moreno, a quien hasta hace unos meses presumía como su amigo personal y padrino político.
¿Por qué lo hace? Porque ya exprimió al PRI y no hay nada más que obtener de ahí. Menos ahora que se apresta la renovación de la dirigencia estatal y que ya no tendrá más nómina de la que hacerse de algunos pesos extras.
Regresando a la fiesta, también estuvo Rodolfo Rivera del BEAP, y muy pocos representantes de los medios de comunicación.
Digo, a mí no me invitaron, pero a Quecholac no iría.
Se presentó Ramón Crisóstomo y su Banda Perla Negra, y Camarillo se echó un palomazo con su carota en la pantalla de atrás, de corbatita el ¡Senador!