Dicen los que saben que el municipio de Coronango ya parece pueblo fantasma: calles vacías, parques descuidados y una autoridad que brilla… pero por su ausencia.
En donde debería gobernar Armando Aguirre, no hay ni autoridad, ni seguridad, ni obra pública, ni siquiera una pizca de acciones concretas que se noten.
Cómo olvidar la escena digna de archivo que se aventó el alcalde cuando un grupo de vecinos le reclamó, frente al mismísimo Complejo de Seguridad Pública, la falta de patrullas, rondines y presencia policial.
El edil, con más gestos que respuestas, salió raspado de aquel episodio que todavía se comenta en las mesas de café.
Sin duda, el abandono es visible.
Basta pasear por el parque principal para encontrar jardineras llenas de basura, calles que parecen olvidadas por la barredora y juegos infantiles que más bien son piezas de museo… pero de ruinas.
Si así están los espacios más visibles, ¿qué se puede esperar de las colonias y juntas auxiliares?
Armando Aguirre está a unos meses de cumplir su primer año al frente y la pregunta que ronda es: ¿qué cuentas dará?
Dicen los que saben que no sería extraño que su informe de gobierno sea a puerta cerrada, en un salón social, no vaya a ser que al abrirlo al público aparezca más de un ciudadano dispuesto a recordarle a su abuelita.
Eso sí, el pueblo no olvida, y no olvida todas las promesas hizo el alcalde durante campaña. Porque en Coronango, dicen los que saben, el verdadero reto no es gobernar… es encontrar al que debería estar gobernando ¿O no?
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