La omisión es un delito que se puede aplicar a un funcionario público que no cumple con sus responsabilidades y eso es justamente lo que ya se evalúa en el caso del alcalde de Huejotzingo, Roberto Solís, por el fallecimiento de un estudiante de la Universidad Tecnológica de Huejotzingo el pasado viernes 7 de marzo.
La historia es la siguiente:
Derivado de las múltiples quejas de padres de familia y estudiantes por la gran cantidad de bares y antros que operan afuera de la Universidad Tecnológica de Huejotzingo, la rectora, Mirna Inés Toxqui, pidió al alcalde Roberto Solís el cierre de todos para generar un entorno seguro para los jóvenes.
En un escrito en poder de este reportero, se lee que la rectora pidió al alcalde desde el pasado 30 de enero del 2025 el cierre de los antros y bares.
A las 9:25 a. m. del 31 de enero del 2025, el oficio se recibió en la oficina del alcalde Roberto Solís, pero hizo caso omiso y no atendió la petición, pese a que era su responsabilidad cerrar los bares que están frente y cerca de la UTH.
Lamentablemente el 20 de febrero los estudiantes Levith Noé, de 22 años; Ángel, de 20 años, y Diego Armando, de 22 años, estuvieron bebiendo alcohol en uno de los bares que están frente a la UTH y salieron alcoholizados de ese lugar.
Posteriormente, en el Camino Real a San Mateo Capultitlán chocaron contra un vehículo conducido por José Luis, de 44 años.
Los tres estudiantes y el otro conductor quedaron gravemente lesionados y el pasado 7 de marzo falleció Diego Armando, de 22 años.
Indudablemente, fue una irresponsabilidad de los jóvenes beber en exceso e irse en un automóvil conduciendo, pero también es una grave omisión de Roberto Solís porque pudo haber clausurado los bares desde que la rectora se lo pidió de manera formal el 30 de enero.
El hubiera no existe, pero quizá toda esta tragedia se pudo evitar si el alcalde de Huejotzingo, Roberto Solís, hubiera cumplido con su responsabilidad.
Está claro que cometió una terrible omisión, pero seguramente quedará impune.
Lo que no tendrá tranquila será su conciencia porque los bares y antros siguen operando frente a la UTH y las vidas de otros estudiantes están en riesgo todos los días.
Ojalá no ocurra otra desgracia y el alcalde entienda que tiene una obligación que cumplir y no lo ha hecho.
Por cierto, el gobernador Alejandro Armenta ya exigió a Roberto Solís asumir su responsabilidad: “que revisen, estén pendientes, no otorguen permisos y que verifiquen a (antros y bares)… hay complicidades entre los empresarios y las autoridades, deben actuar y cada quién debe asumir su responsabilidades, pero no puede haber omisión”.
¿También va a ignorar al gobernador?
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Tal y como ayer se reveló en esta columna, Antorcha Campesina está detrás del paro de algunas Facultades y el cierre de Ciudad Universitaria de la BUAP.
El gobernador Alejandro Armenta exigió a Antorcha Campesina sacar las manos de la BUAP y pidió a la Fiscalía General del Estado actuar contra los autores intelectuales del bloqueo en la universidad.
Ayer, un grupo de estudiantes que están en paro confirmó también la presencia de Antorcha Campesina en seis unidades académicas, de estar atacando con bots a los jóvenes y de controlar los víveres y la “seguridad” en CU.
Como ayer lo dije, Antorcha Campesina tiene el tiempo contado en la BUAP y pronto saldrá de ella.
En breve, la universidad regresará a las manos de los verdaderos universitarios.
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