Si bien existen estudios científicos que aseguran que las selfis no son parte de la actitud vanidosa o jactanciosa de determinada persona, en lo personal, consideró que en política los autorretratos sí son una forma de presumir que se pertenece a una clase.
Prueba de ello es que todos, si no es que la mayoría, de los políticos están acostumbrados a tomarse la clásica selfi con el fin de anunciar públicamente, a través de las redes sociales, que está presente en determinado evento.
Sobre todo cuando se trata de un acto donde no cualquiera, mucho menos los ciudadanos comunes y corrientes, tiene acceso.
En la actualidad, los avances tecnológicos y el auge de las redes sociales han hecho que las selfis estén de moda, pues inmortalizan los momentos especiales, aquellos que uno quiere que queden en la memoria.
Sin embargo, la fiebre de las selfis ha generado ya un trastorno mental en aquellas personas adictas a tomar este tipo de fotografías, pues existen ejemplos de muchos momentos embarazosos donde por lograr una selfi, un video o una fotografía, se ha dejado de auxiliar a una persona, e incluso se ha evitado poder salvar una vida.
De hecho, la Asociación Americana de Psiquiatría confirmó que tomar selfies puede provocar una enfermedad mental, un trastorno llamado “selfitis”, al que los expertos definieron como el deseo compulsivo de tomar fotos de uno mismo y publicarlas en los medios, particularmente para compensar la falta de autoestima.
Existen estudios que aseguran que aquellos que publican selfis de forma excesiva suelen tener relaciones más superficiales y un peor sentido de la intimidad, por lo que desarrollan la característica de alejarse de las personas y evaden el trato personal, el “cara a cara”.
Empero, insisto, las selfis en la política son pura vanidad y excentricidad.
Y expongo todo esto porque ayer una selfi le robó el protagonismo, el show y el espectáculo a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien por una fotografía fue ignorada a su llegada al Festival-Asamblea realizado en el zócalo de la Ciudad de México.
El desaíre se lo propinaron Luisa María Alcalde Luján, la dirigente nacional de Morena; Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización del partido; Adán Augusto López Hernández, senador y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo); Ricardo Monreal Ávila, líder de Morena en la Cámara de Diputados; Manuel Velasco Coello, coordinador del Partido Verde en la Cámara Alta, y Victoria Rodríguez Ceja, gobernadora del Banco de México.
El momento fue captado por todos los presentes, por las cámaras de los medios de comunicación y por la oposición, la cual lo magnificó en redes sociales.
Las llamadas “corcholatas”, por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, dieron la espalda a la mandataria, apenas un día de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Video: Redes sociales
Y aunque se minimice el hecho, lo cierto es que en ese tipo de eventos el protocolo establece, al menos que los colocados en las primeras filas, serán saludados por la presidenta a su llegada al lugar.
A pesar de ello, los morenistas señalados, con quienes ha tenido serias diferencias Claudia Sheinbaum, prefirieron centrar su atención en una fotografía con el hijo del expresidente.
Porque las selfis, como ya lo mencioné, en política son parte de un ritual del ego a la personalidad, a clase política que gobierna y manda en una sociedad.
Es imprescindible para los políticos tener testimonio de su presencia en un acto que consideren exclusivo para un determinado grupo con acceso al poder, sobre todo.
Las selfis me parecen, insisto, un exceso que puede provocar una percepción distorsionada de los hechos, tal como ocurrió ayer, pues en realidad tampoco hay certeza alguna de que haya sido o no un desaire.
Sin embargo, es el riesgo de estar más concentrado en una fotografía que en el papel que deben jugar las autoridades que son acarreadas a un evento en el que regularmente están presentes todos aquellos que creen forman parte de una clase dominante.
Y en Puebla también ya se dio la selfitis en política, pues durante las faenas realizadas por el gobernador Alejandro Armenta Mier, la mayoría de sus colaboradores, quienes lo acompañan, han preferido estar más atentos a las selfis que a la actividad convocada.
Es decir, han preferido tomar su selfi que estar apoyando las faenas con tijeras, machete, escoba o desbrozadora en mano.
Y es una actitud recurrente, incluso de los invitados especiales, quienes en lugar de arrimar el hombro junto al mandatario para dejar limpia la ciudad, han preferido hacer culto a la vanidad y al estereotipo del político que está en un evento “importante” al que fue convocado.
Pero que asquerosidad es esto, dijera el clásico.
¿A poco no?
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Gonzalito Juárez vuelve a las andadas
El líder charro del Sindicato Único de Empleados y Trabajadores del Honorable Ayuntamiento de Puebla, Instituciones Paramunicipales y Organismos Públicos Descentralizados, Licenciado “Benito Juárez García” (Suethapipopd), Gonzalo Juárez Méndez, ha vuelto a las andadas y remasterizado.
Resulta que previo a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer organizó un desayuno dizque para agasajar las trabajadoras del Ayuntamiento de Puebla, a quienes obligaron a echar porras y a vitorearlo una vez que arribara al lugar del “festejo”.
Video: Especial
Así que, haciendo gala de su ignorancia supina, de su soberbia y machismo recalcitrante, Gonzalitos llegó sin saludar –al menos– a todas las presentes, se sentó y se atascó el desayuno organizado para las mujeres trabajadoras.
Un segundo momento de desfachatez se dio justo el 8 de marzo, cuando se debe conmemorar a la mujer, al tomarse una selfi imponiéndose al frente de un grupo de 32 sindicalizadas.
Evidentemente, el líder charro del sindicato del Ayuntamiento de Puebla no tiene la menor idea del significado de igualdad, de buen trato y de que es urgente poner fin a actitudes machistas como la suya.
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