Dicen los que saben que en la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla se aproxima una sacudida de fondo.
La reciente llegada de Idamis Pastor Betancourt como titular ha puesto sobre la mesa las deficiencias operativas que durante años han afectado la funcionalidad de esta institución.
Uno de los puntos más críticos, dicen los que saben, se encuentra en los centros de atención de la Fiscalía, donde los ciudadanos deberían recibir atención eficiente y profesional para sus trámites.
Sin embargo, la realidad parece ser otra: una cascada de quejas constantes señala la mala atención, la falta de empatía y el desgano de algunos funcionarios.
El desafío para Pastor Betancourt no es menor.
Transformar la imagen y operatividad de la FGE requiere de decisiones firmes y, en algunos casos, impopulares.
Esto incluye la evaluación y, de ser necesario, el cambio del personal que no cumple con las expectativas de servicio.
La ciudadanía demanda no solo respuestas, sino también un trato digno que respete su tiempo y sus necesidades, algo que, hasta ahora, parece ser la excepción más que la regla en algunos centros de operación de la Fiscalía.
La titular de la FGE tiene en sus manos la oportunidad de marcar un antes y un después en una institución que, si bien es crucial para el funcionamiento del estado, ha sido blanco constante de críticas por sus ineficiencias.
Si logra implementar un cambio real y profundo, no solo ganará la confianza de la gente, sino que también dejará un legado importante en la historia de la Fiscalía poblana.
Por lo mientras, hay que reconocer el acertado prohibido “batear” los casos alegando “incompetencia”, con lo que los ciudadanos podrán presentar sin temor una denuncia en cualquier agencia del Ministerio Público del estado.
Dicen los que saben que el tiempo dirá si estas transformaciones llegan o si todo queda, como tantas veces, en promesas al aire. Por ahora, la ciudadanía observa, analiza y espera ¿O no?
***
e-mail: [email protected]
X: @MigueCholula
Facebook: Migue Cholula
