Al tiempo que la Sala Regional de la Ciudad de México (CDMX) del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) validó nuevamente el resultado de los comicios en los municipios de Venustiano Carranza y Chignahuapan, en Puebla se supo quiénes son en el PRI.
Por algo todo mundo ha abandonado al expartidazo, donde la única ley que vale es la de su dirigente nacional, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, a quien llaman el millonario payaso de las cachetadas.
En Puebla, en representación del partido tricolor la situación es muy parecida a la nacional, pues se ubica a un polémico personaje que gusta de las trampitas para salirse con la suya.
Y es que al son de que se ratificara el triunfo de los ediles electos Marco Antonio Valencia Ávila y Juan Lira Maldonado, mejor conocido como “El Moco”, quedó claro que el líder estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, quien intenta ser un remedo de senador, es también un defensor del hampa.
Un político y legislador tramposo que, evidentemente, se ha consagrado ahora como defensor de presuntos narcotraficantes y ladrones.
¿O cómo llamarle a alguien que defiende a capa y espada a un par de ediles que está en el ojo del huracán por su sospechosa y oscura actividad, la cual parece más una acción prohibida que lícita?
Vaya posición la de Néstor, quien fue uno de los pocos legisladores y políticos poblanos que brincó de gusto tan luego la autoridad federal revocó las sentencias del Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEEP), las cuales decretaron la nulidad de las elecciones de Chignahuapan y Venustiano Carranza.
¿Cuál será el verdadero interés del lidercillo tricolor, quien gusta del escándalo y de las malas mañas para saciar sus más bajos instintos?
Porque dicen que el falso indígena hizo fiesta cuando se enteró de que el TEPJF ratificó el acuerdo del Instituto Electoral del Estado (IEE) por el que se declararon los triunfos de Marco Valencia y Juan Lira.
Cómo olvidar que Néstor Camarillo es senador gracias a que se hizo pasar por un supuesto integrante de la comunidad indígena.
Y cómo dejar de lado, además, que otra vez el citado personaje se vuelve a burlar de la Sala Regional de la CDMX del TEPJF, instancia que no tiene idea de quiénes son las nuevas autoridades de Chignahuapan y Venustiano Carranza.
¿Qué más nos falta ver ahora?
¿Que ambos flamantes nuevos ediles nombren en sus respectivas secretarías de seguridad a líderes de algún grupo criminal?
¿Qué va a pasar si esto sucede?
Eso sí, ¿qué más podría esperarse de alguien que mintió y armó toda una coartada para hacerse pasar por indígena, organizando una inexistente asamblea en la comunidad de El Molino, en Zacapoaxtla, a fin de darle validez a una constancia que presentó ante la autoridad electoral?
Lo bueno de todo esto es que los poblanos tienen muy claro quién es Néstor Camarillo, el político tramposo que, a pesar de haber sido evidenciado mintiendo, el TEPJF ratificó como nuevo senador de la República.
Por algo, muchos de los priistas poblanos, de los pocos que ya le quedan al tricolor, se siguen lamentando de sus dirigencias estatal y nacional, mismas que tienen dos grandes similitudes: dos dirigentes cínicos y tramposos que gustan del engaño para perpetuarse en el poder.
Dijera el clásico, “pero qué asquerosidad es esto, ¿eh?”.
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